Más de 50.000 personas toman sintrom en Aragón

La Asociación Asanar lleva desde el año 2005 trabajando para mejorar la calidad de vida de los pacientes.

El presidente de Asanar muestra uno de los coagulómetros portátiles.
El Salud solo ha repartido 80 de los 300 coagulómetros para el Sintrom
Oliver duch

Carmen Gracia Pueyo, de 62 años, pasó a ser paciente anticoagulada hace seis años. Tras un síncope, le detectaron una valvulopatía aórtica que precisó de una intervención, la colocación de un marcapasos y la prescripción de Sintrom. Como ella, miles de aragoneses –en concreto, más de 50.000– necesitan tomar este medicamento para conseguir mantener la sangre con menos intensidad de coagulación (así se evita que se formen los famosos trombos). Una cifra de afectados que se ha disparado en los últimos años –en parte por un mejor diagnóstico–, ya que en el año 2006 se estimó que había en Aragón unos 20.500 pacientes anticoagulados (menos de la mitad que en la actualidad).


Desde el año 2005, es la Asociación de Anticoagulados de Aragón (Asanar) la que trata de mejorar la calidad de vida de estos enfermos y, sobre todo, sirve de punto de encuentro para los enfermos y familiares. Pese a todos los logros conseguidos por la entidad, que son muchos, todavía consideran que hay un largo camino por recorrer.


Hace unas semanas, todos los grupos parlamentarios aprobaron por unanimidad una proposición no de ley en la que instaban al Gobierno de Aragón, entre otras cuestiones, incluir a los pacientes anticoagulados en el programa de pacientes crónicos y adherir el sistema de autocontrol de los pacientes anticoagulados a la cartera de servicios complementaria (sobre todo, dando prioridad a los pacientes operados de válvulas mecánicas cardiacas).


Pero, ¿en qué consiste este modelo de autocontrol? En estos momentos, gracias a Asanar, cerca de 1.000 pacientes comprueban semanalmente con un simple pinchazo en el dedo su nivel de coagulación y así adaptan su dosis de Sintrom. «El autocontrol es un antes y un después. Supone más calidad de vida y una autonomía total del paciente», asegura Carmen.

Precisamente, el presidente y vicepresidente de Asanar, Antonio Aísa y Manuel Comabella, respectivamente, apuestan por sustituir la extracción venosa por la punción capilar para el control del tratamiento. De hecho, su objetivo es conseguir que un 75% de los pacientes anticoagulados puedan autocontrolarse (o bien desde su centro de salud) y solo un 25% tenga que acudir al especialista para estas revisiones.


Pero los dos responsables de la entidad también consideran necesario que se avance en otro sentido y conseguir que los datos de los pacientes anticoagulados se integren en un único programa informático. De esta manera, cualquier médico podría tener acceso a sus datos. Ahora, es Asanar el que ha ofrecido un carné y una pulsera con código Bidi o QR, en la que los pacientes vuelcan voluntariamente la información de sus controles. «Así estamos mucho más tranquilos, pero es imprescindible que estos datos se incluyan en el sistema informático. Ante cualquier accidente, los facultativos tienen que tener la información», apunta el vicepresidente de Asanar, entidad que cuenta con 300 socios y que organiza periódicamente talleres de formación para pacientes y familiares.

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