La venta de libros vuelve a repuntar en Aragón, impulsada por la Lomce

El gasto en textos ha aumentado un 4,5% en un año, pero todavía está lejos de las cifras de antes de la crisis.

Filas para comprar libros de texto y material escolar.
Filas para comprar libros de texto, este martes.
Sandra Lario

El sector del libro en Aragón todavía se encuentra inmerso en la crisis económica, sin embargo, poco a poco va mejorando sus cifras. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), relativos a los presupuestos de los hogares, cada aragonés gastó 43,69 euros el año pasado en la compra de libros (lo que se puede traducir en dos o tres ejemplares, dependiendo del tipo que sean), una cifra que supone un incremento del 4,5% respecto al año anterior. De este modo, aunque los datos son ligeramente mejores que los de 2014, todavía están lejos de los casi 47 euros anuales que se gastaban en 2007 y los más de 51 de 2006.


Estas cifras no se alejan en exceso con las que maneja la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), que cuantifica en un 2,8% el incremento de la facturación en 2015; aunque sigue siendo un 30,8% menor que antes de la crisis económica. “El sector del libro ha comenzado a recuperar el pulso después de casi una década de caída, pero aún no podemos decir que estemos en un estado óptimo”, sostiene Daniel Fernández, presidente de la FGEE.


No obstante, tanto los editores como los libreros tienen claro a qué se debe este crecimiento. “La principal razón es la compra de los libros de texto, ya que al implantar la Lomce en más cursos educativos, muchos padres han tenido o han decidido adquirir los nuevos libros”, especifica Eva Cosculluela, presidenta de la Asociación de Librerías de Zaragoza. Y es que, aunque algunos centros decidieron mantener los mismos textos, para que las familias se los pudieran pasar de unas a otras; otros apostaron por realizar el cambio.


Esta visión también la comparten desde el sector de los editores, que cuantifican (a nivel nacional) el incremento de las ventas de libros de texto en un 12% más y la de los libros científico-ténicos y universitarios en un 16,5% adicional. Sin embargo, el sector de la novela, en concreto, la contemporánea también “recuperó la senda del crecimiento”. Otras de las categorías que tuvieron un buen comportamiento fueron: novela clásica, policiaca, espionaje, ciencia ficción y erótica. "Aunque el cambio de libros de texto ha sido el principal precursor del incremento, en Aragón, vamos mejorando poco a poco las cifras de literatura", sostiene Cosculluela. 


El punto negativo lo pone la literatura infantil y juvenil, que ha perdido adeptos en este último año. "Es muy preocupante porque durante la crisis ha sido la que mejor ha aguantado las pérdidas", asegura Cosculluela. Desde su punto de vista, esta reducción se puede producir por el incremento de los libros de texto. "Al tener que hacer un mayor desembolso en este aspecto, puede ser que las familias no hayan podido comprar tantos libros de literatura", especifica. Por ello, son importantes los planes de fomento de la lectura. 





Este incremento de las ventas también ha venido acompañado por un aumento, todavía mayor, de los libros publicados. Por un lado, la edición de textos en Aragón se ha visto impulsada por el auge de editores, ya que se han recuperado las cifras de 2011, cuando había hasta 90 en la comunidad. "En comparación con otras comunidades, Aragón goza de una buena salud. Tres librerías tienen el Premio Nacional de Librería Cultural, y cada día, más aragoneses se animan a crear su propia editorial, haciendo un gran esfuerzo por intentar exportar el talento a otras comunidades", especifica Cosculluela. 


De este modo, el número de libros inscritos en ISBN ha pasado a casi 1.500 en 2015, lo que supone un 25% más que un año atrás. Esta tendencia al alza que empezó en 2014 y se mantiene tanto entre los ejemplares en papel como en los electrónicos, aunque en estos últimos es mayor. En concreto, en papel ha pasado de los 965 ejemplares de 2014 a los 1.140 de la actualidad, lo que supone casi un 20%. Por su parte, entre los 'ebooks', el incremento roza el 65%, al pasar de 184 a 304.

El libro digital, un largo camino por delante

Poco a poco, el libro electrónico va haciéndose un espacio en los hogares aragoneses, prueba de ello es que cada día se editan más textos en este formato. Otro ejemplo es que, según los datos de la FGEE, la facturación del libro digital en España se incrementó un 4,9% el último año, hasta situarse en 115,44 millones de euros. No obstante, tal y como recalcan, esta cifra sigue representado una parte mínima del sector, en concreto, un 5,1% . A pesar de que la facturación creció, no lo hizo en la misma medida que el número de ejemplares vendidos (un 13%). Esto se debe a que el precio medio se redujo más de un 7%, hasta los 9,1 euros. En este caso, la mayor parte de las ventas se deben a los títulos de ciencias sociales y humanas (45,3%) y a los libros de texto no universitarios (23,5%). Por su parte, la literatura supone un 17,7%.

Falta de compras en las bibliotecas

Mientras que las librerías piden planes de fomento de la lectura (que vayan más allá del marco teórico y que sean creativos), desde la federación de editores solicitan que las Administraciones Públicas lleven a cabo un pacto por la cultura que suponga, entre otras cuestiones, “recuperar las compras por parte de las bibliotecas”. “Se trata de un servicio que está infradotado, no ha habido apenas compras durante la crisis, por lo que es necesario incrementar los créditos presupuestarios para adquirir nuevos fondos”, sostiene el presidente de la FGEE.


Desde las propias bibliotecas llevan reclamando una mayor inversión en sus fondos desde hace varios años ya que, según los datos del Instituto Aragonés de Estadística (Iaest), de 2012 a 2014 el gasto realizado en material se redujo en casi tres millones de euros. De hecho, los directores de algunas de estas salas aseguran que esta falta de textos es una de las razones por las que las bibliotecas aragonesas perdieron más de un millón de visitas en los dos últimos años. “Uno de los principales reclamos de estas instalaciones son los últimos libros, películas y revistas. Si estos no se ofrecen, es normal que desciendan los visitantes”, puntualizaba Ramón Abad, director de la Biblioteca de la Universidad de Zaragoza.

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