Fidel Cadena: "Los menores son las grandes víctimas del acoso en internet"

El fiscal jefe de la Sala de lo Penal del Supremo apunta que la corrupción política nunca tiene testigos y la colaboración de los bancos para resolver los casos es mínima.

Fidel Cadena, fiscal jefe de la Sala de lo Penal en el Tribunal Supremo, el pasado martes en el Colegio de Abogados de Zaragoza.
Fidel Cadena, fiscal jefe de la Sala de lo Penal en el Tribunal Supremo, el pasado martes en el Colegio de Abogados de Zaragoza.
Guillermo Mestre

El fiscal zaragozano Fidel Cadena (nacido hace 62 años en María de Huerva) ascendió el año pasado a fiscal jefe de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, la "mayor categoría" de su carrera, tras su traslado de Zaragoza en 2007. "Supone un reconocimiento profesional y la asunción de tareas de especial responsabilidad", confiesa. Se ocupan de los aforados y la casación de los asuntos de las audiencias provinciales. El Supremo está dividido en cinco salas y cada una tiene un fiscal jefe, pero en la Penal son cuatro jefes porque es el ámbito fundamental de la Fiscalía y tienen 26 fiscales.


¿Ante qué casos se ha enfrentado como fiscal del Supremo?

Me han tocado asuntos relevantes como el recurso de la sentencia del 11-M en Madrid; la causa contra el juez Baltasar Garzón por los cursos que dio en Nueva York de la Universidad Juan Carlos I; la acusación contra Carlos Fabra, expresidente de la Diputación de Castellón, y su condena por cuatro delitos contra la Hacienda Pública; el asunto del Solitario, que mató a dos guardias civiles en Navarra; el caso Bretón o el del Palau de la Música de Barcelona.


En plena campaña electoral, ¿cree que la Justicia y la Fiscalía tienen medios suficientes para combatir la corrupción política?

Es un tema siempre difícil porque las pruebas se limitan demasiado. Jamás hay testigos y cuando hay evasión de dinero a los paraísos fiscales, la colaboración de los bancos es mínima. No siempre se consigue el objetivo que se propone. El ejemplo perfecto del uso de medios es la Fiscalía Anticorrupción, que lleva la instrucción y la investigación de los delitos de corrupción importantes porque está dotada de excelentes inspectores de Hacienda y auditores fiscales. Llevan múltiples causas que obligan a un gran esfuerzo y a una pericia máxima para seguir los documentos contables y las rutas sinuosas del dinero en los bancos. Estaría bien que esos medios de la Fiscalía Anticorrupción existieran en todos los juzgados y las fiscalías.


¿En qué situación están los aforados en este momento de ‘impasse’ electoral?

Como están disueltas las Cámaras, los aforados conservan esa situación si están en la Diputación permanente del Congreso y del Senado conservando el fuero del Tribunal Supremo, como Rita Barbera y otras personas.


¿Cree que los fiscales llegarán a instruir en lugar de los jueces?

Es el sistema acusatorio puro que tienen los anglosajones: la Policía investiga, el fiscal acusa y el juez condena o absuelve. Ninguno entra en el terreno de los demás. El sistema ideal sería que el fiscal investigara y todo lo que llevara a juicio no tuviera valor de prueba. Y si se incide en los derechos fundamentales con una entrada y registro, las cuentas bancarias o la intervención telefónica, solicitarlo a un juez. Así los jueces estarían menos contaminados con las pruebas del proceso en el juicio. Sería el sistema del sentido común.


El fiscal de Marsella del accidente del avión en los Alpes fue muy valorado por las víctimas por la información que les facilitó. ¿Puede hacerse eso en España?

Por supuesto. La ciclogénesis explosiva que ha supuesto no aprobar la Ley de Enjuiciamiento Criminal, por el miedo a que el fiscal instruyese, ha provocado que se hayan creado muchas normas que dan más garantías al abogado. La ley de protección a las víctimas de 2015 exige que estén perfectamente informadas de todas las resoluciones del proceso que les afecten para que puedan recurrirlas. La víctima es la parte esencial del proceso. La Fiscalía tiene la preferencia absoluta por las personas más vulnerables y más débiles, como los menores, los mayores, los discapacitados y las víctimas de los delitos. En España se podría hacer lo mismo con la información a las partes y especialmente a las víctimas si no afecta al secreto del sumario. Hay que evitar una doble victimización.


¿Cómo evoluciona la delincuencia en internet contra los menores, como la pederastia?

Los menores son las grandes víctimas de internet y, para evitarlo, se ha aumentado la edad de su consentimiento para tener una relación sexual con un adulto de los 13 a los 16 años. Aún así, son los grandes desprotegidos y pueden ser víctimas de acoso o ‘grooming’ a través de internet. Hay casos sangrantes de menores acosados y hay que protegerlos muchos más. Vimos un recurso de casación de un individuo de un pueblo de Huesca que hizo con una niña de 10 años lo que quiso (el Supremo confirmó la condena a 4 años y 3 meses de prisión para este hombre que por abusos sexuales continuados a la menor a través de facebook), y ahora hay cada vez más sentencias en el Supremo contra este tipo de delitos.


¿Por qué la violencia de género no se detiene pese a la respuesta jurídica y policial?

Hace poco falleció la fiscal Soledad Cazorla, que era la Concepción Arenal de las víctimas de género. Es un fenómeno inexplicable que debemos erradicar y una lucha que tenemos que ganar. Aún caben más medidas legislativas para una protección más absoluta. Por ejemplo, la libertad vigilada después de que la pena ya está cumplida para prevenir posibles delitos futuros; o las prohibiciones de acercamiento que tienen que seguir protegiendo la esfera más íntima de las mujeres. Es una lucha donde hay mucho entusiasmo y se sabe que se va a vencer, pero la triste realidad es que se repiten con mucha frecuencia.


Entonces, ¿cuál es la solución?

El Derecho Penal puede absorber un determinado grado de patología en la sociedad, pero cuando está tan extendidos los comportamientos hay que preguntarse por qué y no basta solo la represión sino que falta la educación. Aquí debería implantarse una educación de respeto a la mujer y a sus derechos desde la primera aula. Pero esa labor de formación y prevención no tiene éxito después con la labor de represión. El Derecho Penal entra como un cañón y puede extirpar un caso, pero no la generalidad de esta lacra que hay en la sociedad moderna.


¿En 30 años de profesión qué caso le ha llamado la atención?

He sido vocal de la Comisión Nacional de Regulación del ADN, un tema apasionante con el que se resuelven muchos casos, para encontrar a los culpables o absolver inocentes. Vimos un recurso en el que se anuló una sentencia condenatoria, que fue una satisfacción moral del condenado. Ahora estoy en el Comité Bioética de España.

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