Jesús Usón: "Hay ideas brillantes pero falta mucha constancia"

Hijo adoptivo de Cáceres e hijo predilecto de Quinto. ¿Se considera más extremeño o aragonés?

Me siento ‘extremaño’. Aunque he desarrollado mi profesión en Extremadura, no he dejado de vivir a caballo entre ambas localidades.

¿Qué distancia exacta hay?

665 kilómetros. Son muchos para hacerlos varias veces al año, pero con la autovía entre Cáceres y Madrid se recorren más fácilmente.

¿Cómo recibió la noticia de que Quinto le va a dedicar una calle?

Con mucha alegría y agradecimiento. Me honra este homenaje. Para mí es un gran orgullo.

Es doctor en Veterinaria por la Universidad de Zaragoza pero se decantó por el mundo científico.

Al dirigir en Aragón la Escuela de Cirugía Animal del Instituto Experimental de Cirugía y Reproducción vi un mundo de posibilidades en torno a la Biomedicina.

¿Cómo nació el Centro de Cirugía Mínima Invasión (CCMI) que lleva su nombre en Cáceres?

Fue cuestión de aprovechar la oportunidad. En su momento hice una propuesta similar en Aragón que no tuvo éxito. Al aceptar la plaza de profesor de Cirugía en la Universidad de Cáceres, y con el apoyo del entonces presidente de Extremadura, Rodríguez Ibarra, se inició su construcción.

Hoy es referencia mundial.

En Europa, es el centro especializado en cirugía de mínima invasión más representativo. Se dedica a la investigación, formación e innovación en el ámbito sanitario.

Gracias a su trabajo ¿se ha reducido la estancia de las personas en los centros hospitalarios?

Sí. Y, por lo tanto, mejora la incorporación de los pacientes a su actividad diaria.

Se retiró en 2012 pero sigue siendo presidente de honor.

Uno debe saber la edad idónea para afrontar cada etapa profesional. Decidí dedicarme a la investigación con más sosiego.

Aunque no ha parado.

Sigo involucrado en el proyecto del centro, desarrollando investigaciones en biomedicina y colaborando en diferentes publicaciones sobre cirugía aplicada al mundo de la mínima invasión, en sus diferentes especialidades.

¿Combinó formación y experiencia y aunó medicina y veterinaria en I+D+i?

Creo que ha sido una de las aportaciones más interesantes en las que he trabajado, ya que ambas se prestan al desarrollo de procedimientos comunes destinados a mejorar la sanidad. Mi lema es que debemos sumar, nunca restar.

En 1992 ideó la sutura laparoscópica. ¿Cómo se le ocurrió esta técnica?

No dejaba de pensar en el modo de aplicar lo que realizaba en cirugía convencional al nuevo instrumental y equipos de visualización, monitores y robótica. Y eso es lo que hice, creando incluso pletinas para suturar con ambas manos, ya que en cirugía laparoscópica, a diferencia de la convencional, lo ideal es ser ambidiestro, lo que a su vez confiere mayor dificultad.

Es el padre de 23 patentes de instrumental quirúrgico y ha creado 10 aplicaciones para móviles. ¿Hay que subirse al carro de las nuevas tecnologías?

Sin duda alguna. Sobre todo, por el potencial del visionado en 3D en procedimientos de cirugía. Un cirujano que disponga de un smartphone podrá ejecutar pasos quirúrgicos una y otra vez antes de ponerse frente a sus pacientes.

Tiene casi 40 premios en investigación y es autor de más de 200 publicaciones en revistas científicas. ¿Qué le queda por hacer?

Todo. El mundo cambia diariamente. La ciencia tiene una evolución continua y lo mejor que le puede pasar a un investigador es seguir soñando en mejorar la vida de los que sufren una enfermedad.

Hace suya la frase de Ramón y Cajal: "La voluntad al servicio de una idea".

Para mí es fundamental la completa dedicación a un proyecto y no abandonarlo, ser constante. Se desarrollan ideas brillantes pero, en muchos casos, falta continuidad, que es la madre del gran desarrollo de los proyectos en el mundo.

¿Pasará el verano en Quinto?

Desde hace 30 años, los meses de julio los paso en Quinto.