Ramón Torres: "Aragón se ve precioso a vista de satélite"

?Ramón Torres Cuesta (Zaragoza, 1960) es ingeniero en Sistemas Espaciales por la Universidad de Delft (Holanda).

Ramón Torres. Detrás, el programa que abandera.
Ramón Torres. Detrás, el programa que abandera.
Jorge Escudero

La noticia o una de las noticias de la semana: el satélite del pedrolense Ramón Torres halla posibles restos del siniestro del avión de Egyptair.


Es cierto que el radar del satélite Sentinel-1A de la Agencia Espacial Europea detectó una mancha de petróleo, o derivado, en la zona del Mediterráneo en que se perdió la pista del vuelo. Yo soy el responsable del proyecto Sentinel-1 del Programa Copérnico.




El Sentinel-1A es el centinela de la Tierra...


Junto con su hermano gemelo, el 1B, ofrecen muy buenas prestaciones. Están en órbita desde 2014 y 2016. Tiene una resolución cinco metros en imágenes de más de 250 kilómetros.


Lo pilla todo...


Es extraordinario como respuesta rápida en situaciones de emergencia y muy útil en el seguimiento de avenidas, como la del Ebro, cerca de mi pueblo, Pedrola. Pero tiene muchos otros usos cotidianos, como la monitorización de tráfico y rutas marinas, cultivos agrícolas, recursos hídricos, hielos polares y alpinos, hundimiento de terreno natural o urbano.


¿Cómo se ve Aragón desde el satélite?


Con preocupación cuando hay avenidas en el Ebro... Eso sí, Aragón se ve precioso a vista de satélite: el Valle del Ebro, los Pirineos, las sierras turolenses...


Veo que le tira la tierra...


Claro. Trabajo en Holanda, pero siento mis orígenes en Pedrola. Allí estudié en el grupo escolar hasta los 10 años, que bajé a Zaragoza. De los 10 hasta los 16, en el colegio La Salle Gran Vía. Allí coincidí con alumnos como Javier Paúl, que ahora es coordinador de trasplantes en el hospital Miguel Servet. O con José Andrés Alconchel, director de Vehículos y Tecnología General de la Oficina Europea de Patentes en La Haya. También, con los fallecidos Pepe Atarés y José Luis Abós, que fueran alcalde de Zaragoza y entrenador del CAI, respectivamente.


Pues sí que salieron listos los alumnos de Antonio Belío... ¡Qué mixtura tan interesante!


Gente con ilusión y con muchas inquietudes. Entré en el Universidad de Zaragoza en 1977, en la Escuela de Ingenieros. Quería hacer Telecomunicaciones y pronto me marché a Madrid. Solo tenía 18 años. Acabé la carrera con 22.


Su destino estaba escrito...


Probablemente, pues cuando tuve que hacer la mili, elegí el Ejército del Aire y me destinaron como alférez al radar de vigilancia aérea de Rosas, en Gerona.


Era un chaval y ya lo escrutaba todo...


Iba todo rodado. Con 23 años me llamaron del INTA (Instituto Nacional de Técnicas Aeroespaciales). Antes ya había realizado el proyecto fin de carrera sobre comunicaciones a bordo del satélite Olympus. En el INTA apenas estuve cinco meses.


¿Qué ocurrió?


Me llamaron de Rymsa (Radiación y Microondas S.A.). Allí estuve cinco años. Siempre en contacto con la Agencia Espacial Europea, acabé solicitando un puesto y me integré en ella en 1989. En 1995 pasé a trabajar en mi primer satélite Envisat que lanzamos en 2002.


Vaya carrerón...


Después, entré en el programa Copernicus desde su concepción, con diferentes responsabilidades hasta llegar a ser jefe de proyecto en el 2010. Ahora mismo soy responsable de cuatro satélites. De una manera u otra, han pasado por mis manos 14 satélites.


¿Es cierto que la Agencia Europea está por encima de la NASA?


En vehículos tripulados y viajes interplanetarios, la NASA está muy por encima. Ahí están los Voyager que, lanzados en el 1977, incluso han logrado salir del Sistema Solar. Ahora bien, en satélites medioambientales, el nivel de la Agencia Europea podría considerarse superior.


Antes decía que Aragón se ve precioso desde un satélite...


Voy mucho a Aragón. Allí está mi familia. Mi padre, Ramón, era de Santa Eulalia la Mayor, en el Somontano de Huesca. Desde pequeño me inculcaron el amor a la montaña. He hecho más de 40 ‘tresmiles’ en los Pirineos. También me encanta el esquí, el barranquismo y la bici de montaña. Voy mucho a Pedrola, mi pueblo. Allí vive mi familia. Mi madre es la sexta generación de estanqueros del pueblo. Tiene 83 años, pero sigue teniendo una energía enorme. En el estanco también vendemos la prensa. Allí la repasa a primera hora de la mañana.


Será de las primeras que lea hoy esta entrevista...


No lo dude. Su fuerza es todo un ejemplo para mí.

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