Agua de vida

Este sábado se celebra el Día Nacional de la Nutrición, dedicado este año a la hidratación, un pilar imprescindible de una buena salud.

Agua de Yesa, a su llegada a los depósitos de Zaragoza.
Agua de Yesa, a su llegada a los depósitos de Zaragoza.
Juan Carlos Arcos/Heraldo

“Las tres claves de una vida sana son dieta equilibrada, movimiento y buena hidratación”, asegura Marilourdes de Torres, coordinadora en Aragón de la Sociedad Española de Dietética. Solo que muchas veces olvidamos que la tercera pata de esta tríada es tan importante como las otras dos. Por eso, los expertos han decidido dedicarle este año el Día Nacional de la Nutrición, que se celebra este sábado bajo el tema “Hidratación también es salud”.


“Nuestro cuerpo está formado por agua en un 60%”, explica De Torres. El líquido elemento conforma el 83% de la sangre y el 75% de los músculos, regula la temperatura del cuerpo, ayuda a llevar el oxígeno a las células, amortigua las articulaciones, protege los órganos… y tantas otras cosas que la hacen imprescindible para nuestra vida. “Por eso –destaca la experta-, es tan importante que nos mantengamos hidratados”. Además, recuerda, no hay que esperar a tener sed, porque cuando esta aparece “ya es tarde y el proceso de deshidratación celular ya ha comenzado”. Esta circunstancia es especialmente importante en el caso de los niños y los ancianos, que tienen un riesgo mayor: los más pequeños, porque tienen una mayor cantidad de agua en relación a su masa corporal, y las personas mayores, porque tienen disminuida la sensación de sed. Lo mejor, recomienda De Torres, “ofrecerles agua cada 20 minutos”.


Como norma básica, la coordinadora de la Sociedad Española de Dietética recomienda beber unos 10 vasos de agua al día (entre 1,5 y 2 litros), que no esté demasiado fría, para mantener su poder de rehidratación. Además, “cuando llevamos 20 minutos haciendo ejercicio, siempre hay que beber agua”.


El ejercicio nos hace sudar, el sudor es agua que pierde nuestro organismo y por eso hay que reponerla. Pero hay otras circunstancias en las que, aunque no sudemos, también necesitamos incrementar el consumo de agua: cuando desarrollamos una actividad intelectual. Es tan importante hidratarse en este caso, que los nutricionistas recomiendan beber más “cuando la actividad física es muy intensa y cuando la intelectual es moderada”.


El 75% del cerebro está formado por agua, lo que lo hace muy sensible a la deshidratación. Cuando a nuestro cuerpo le faltan líquidos, sufrimos un deterioro cognitivo, que puede recuperarse bebiendo algo. De hecho, recuerda De Torres, ahora que llega la época de exámenes, los estudiantes deben tener siempre a mano agua para mantener el cerebro al 100%.


El agua es imprescindible, pero hay otras maneras de rehidratarse: Infusiones, zumos, caldo, café… también ayudan a recuperar líquidos. No obstante, lo ideal es que el 80% del agua que consumimos sea mineral, del grifo o de manantial. El 20% restante puede proceder de zumos, caldos, leche, infusiones o de alimentos como la verdura o las frutas ricas en agua. Entre ellas, destacan el melón, la piña o la sandía, perfectas para esta época, porque apenas aportan calorías, pero refrescan e hidratan mucho. También los yogures son una buena fuente de agua (es el 80% de su composición) y tienen un sano aporte proteínico.


Cualquiera que sea la elección, nuestro cuerpo la agradecerá. De hecho, los médicos calculan que una persona puede aguantar un mes sin ingerir alimentos, pero nadie sobrevive más de cinco días sin beber agua. Somos agua y no podemos vivir sin ella.


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