Rostros

A los diez años comencé a dibujar, sólo pintaba rostros, quería plasmar sus emociones... Un día, caminando por la parte antigua de Zaragoza, todo cambió. Empecé a ver rostros por todas partes. Los fui dibujando y los colgué en la pared de mi habitación.

Una noche me desperté y comencé a escuchar:

- Y tú, ¿cómo te moriste?

- Me caí por las escaleras y me di con la cara en una esquina.

- ¡Mira!, la nueva no duerme.

Me quedé paralizada, mis dibujos me estaban hablando.


¿Te interesa saber de qué hablamos? - preguntó uno de los rostros.

La pobre está asustada, yo se lo explicaré. Cuando una persona fallece deja una huella de su muerte en el lugar que falleció. Deja su rostro. Tú aprendiste a ver esas huellas, esos rostros, y los dibujaste. Ahora, no estamos solos en esos lugares, estamos también aquí, contigo.

Por cierto, mírate en ese espejo.Temblando de miedo, me acerqué al espejo y vi mi rostro sin vida. Me desperté toda angustiada. ¡Uff!, sólo ha sido un sueño. Cuando oí...

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