Un buen curro
Tengo un curro chulo. Trabajo ocho horitas, descanso por la noche y los festivos. Eso sí, cuando hay huelgas siempre estoy obligado a cumplir con los famosos servicios mínimos, pero la gente me tiene respeto. Algunos incluso miedo. Parezco inofensivo, pero cuando algo me hace saltar
. Uf.
Y los míos estamos en todo, en los juzgados también, cómo no. Y menudo papel importante que hacemos. Aquí falta un abogado o un juez y no pasa nada, pero sin nosotros sería muy arriesgado el trabajo en un juzgado. Nadie se atrevería.
Lo sé todo de la gente: incluso cosas que pasan desapercibidas al ojo humano --como una prótesis de cadera o de rodilla--; a mí no se me escapa ni una. Me pongo a chillar como un loco. Los cinturones, las hebillas, los móviles, algunos relojes, son mi debilidad.
Soy el arco de seguridad de los Juzgados de la Plaza del Pilar, piiittttt, pittttttt.