Un total de 158 centros solicitaron cambiar su horario el curso que viene. De ellos, 120 lograron el visto bueno de la Administración. Y ahora, casi la mitad ha conseguido su objetivo tras haber pasado todos los requisitos: el voto positivo de dos tercios de su Consejo Escolar y de su claustro, y el del 55% del censo de familias. A la espera de conocer los datos definitivos, en la tarde de ayer, último día de votaciones de los padres, 51 centros habían conseguido todas las validaciones necesarias para implantar un nuevo proyecto de innovación y concentrar las horas lectivas en horario de mañana. En cualquier caso, más del 80% de los centros seguirán mantiendo la jornada partida el curso que viene.

Ahora, la última palabra la tendrá la Administración, que debe recibir el lunes toda la documentación pertinente y dar el plácet final a las escuelas para que puedan reorganizar sus tiempos a partir de septiembre. Algunos colegios temen que su votación finalmente no tenga efectos prácticos si la DGA decide que no cumplen todas las formalidades. Un grupo de padres de Calatayud se ha movilizado por este motivo. En su caso, el centro público Bílbilis y el de educación especial Calatayud comparten transporte y comedor, pero votaron por separado. Los del primero no lograron el sí de las familias por 16 votos (el porcentaje a favor se quedó en un 53%); pero los del segundo obtuvieron más del 65%. Sin embargo, como tienen servicios comunes, temen que Educación decida que ninguno de los dos pueda poner la jornada continua: uno por falta de votos y el otro porque va a una con el otro centro en lo que se refiere a servicios complementarios. Por eso, piden que el cambio se conceda a ambos centros.

Educación explicó ayer que, a partir del día 11, se estudiará cada caso. "No podemos anticipar nada si aún no se ha estudiado, pero lo que está claro es que si un colegio no llega al mínimo de votos exigido no puede cambiar la jornada", aseguraron.

El proceso ha contado con defensores y detractores y su desarrollo ha provocado quejas en ambas partes. Los partidarios de la jornada continua están contentos de que la Administración haya abierto la posibilidad y agradecen la participación familiar, no tan nutrida en otras convocatorias. Pero también piden cambios de cara al próximo año. "Los porcentajes exigidos son muy elevados –dijo ayer su portavoz, Miriam Ortega– y resulta injusto que la abstención cuente como un no". Así, por ejemplo, en el colegio Puerta Sancho han anunciado movilizaciones por este motivo.

También ha habido protestas en el Catalina de Aragón, de Zaragoza, que ha perdido el nuevo horario por un voto, pero en su censo había tres familias duplicadas. El Gobierno de Aragón decidirá su futuro.

Además, han demandado todas estas semanas que se permitiera el voto delegado o por correo, que la plataforma cree que hubiera decantado la balanza a su favor en más escuelas (La Estrella de Zaragoza lo pidió ayer al Justicia, que ha recibido varias sugerencias en el mismo sentido)."Fractura social"

Por su parte, la plataforma en defensa de la partida le ve un enorme inconveniente a la opción abierta este año:"Ha creado muchas diferencias y fractura social", resumió ayer José Luis Ortega, su portavoz. En su opinión, el proceso de tiempos escolares, que califica de "muy apresurado", ha enfrentado a la comunidad escolar y no servirá para mejorar los problemas de la educación. Y, al contrario que los defensores de la continua, opina que en otras comunidades se han exigido porcentajes de apoyo más elevados.

Otros problemas que aducen para justificar su posición es que la implantación de otro horario hará que se pierdan comedores y muchas actividades extraescolares. "Estaremos atentos a la evolución en los centros. Nos parece injusto que aquellos que no consigan la continua lo puedan volver a intentar, pero a nosotros no se nos da esa opción", concluye.