El pobre Faustino

Faustino está triste y nadie parece entenderlo. Hace unos años, Faustino

podía nadar libremente, río arriba y abajo por el Aguasvivas. Podía alimentarse bajo sus aguas. Podía jugar con el pan de rana. Incluso si tenía suerte podía decorar su cuello escamoso con las pinzas de algún cangrejo revoltoso.


Ahora Faustino está triste porque ya no puede esconder su cabeza bajo el

agua. Lleva muchos años recluido en una cueva, peleando contra ardachos para conseguir míseros insectos que no le aportan sino los nutrientes necesarios para seguir malviviendo, esperando que todo mejore, aprovechando las pocas riadas para volver a su querido río.


Faustino ha pensado mudarse de río pero están todos tan contaminados que

le da mucha pereza eso de contraer algún virus extraño.


Pobre Faustino, ser un monstruo de río en estos tiempos es un trabajo duro.

Igual debería dejar eso de proteger el río y, ya sabes, conseguir una plaza en la administración. Siendo funcionario puede aterrorizar a más personas, ¿no?

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión