Pisos a 40 euros por trabajos comunitarios

Más de 200 estudiantes de la Universidad de Zaragoza han disfrutado de los alquileres reducidos del Programa Solidarios y Distrito Erasmus de Zaragoza Vivienda desde su creación en 2011.

Programa Solidarios y Distrito Erasmus de Zaragoza Vivienda
Programa Solidarios y Distrito Erasmus de Zaragoza Vivienda

Estudiar una carrera universitaria no es barato y menos si necesitas desplazarte de tu lugar de residencia habitual. Al coste de las matrículas, libros y materiales y transportes hay que añadir los gastos de alquiler o de residencia, la manutención y los costes generados en cualquier hogar como agua, luz, teléfono, Internet o gas en los casos de aquellos que deben dejar sus casas.


Desde el curso 2011/2012 el Ayuntamiento de Zaragoza dispone de un doble programa de alojamiento destinado a estudiantes matriculados en la Universidad de Zaragoza. Se trata del Programa de Estudiantes Solidarios y Distrito Erasmus, activos en el barrio del Actur, y en el Casco Histórico y la Magdalena. Son programas que ofertan viviendas de bajo coste a estudiantes a cambio de su integración positiva y constructiva en la vida de los barrios y sus comunidades.


“La UZ cuenta con más de 10.000 estudiantes que no tienen su residencia habitual en la ciudad y se enfrentan habitualmente a especiales dificultades añadidas a las generales de acceso a la vivienda, debido a su precariedad económica y la necesidad de un alojamiento adaptado a sus recursos para completar su formación”, explican fuentes de Zaragoza Vivienda. Por eso, aseguran que se trata de una actividad con “beneficio mutuo”, que supone para los estudiantes una “apertura mental positiva y la oportunidad de transmitir conocimientos a personas con menos oportunidades que ellos”.


Dentro del Programa de Alojamiento para Universitarios Solidarios se ofrecen un total de 24 plazas en ocho pisos ubicados en la margen izquierda muy cerca del Campus Río Ebro. El precio del arrendamiento mensual es de 40 euros, que con los gastos de comunidad y suministro asciende a unos 100 euros al mes. A cambio, los inquilinos deben dedicar 4 horas a la semana a actividades solidarias que faciliten la integración y mejora de la calidad de vida de los vecinos que forman parte de los grupos de vivienda protegida de la zona.


Se trata de actividades desarrolladas en el Centro de Dinamización Social y Laboral del Actur (CEDIS) tanto de ocio –con talleres, cursos de baile o deportes- como de refuerzo educativo –informática, orientación para la búsqueda de empleo, alfabetización o apoyo escolar a niños y jóvenes-. Actividades dirigidas a mejorar la brecha en este tipo de residencias sociales. Desde Zaragoza Vivienda aseguran que más de 900 personas han pasado por alguna de sus actividades en los últimos cinco años.


La gran mayoría de los estudiantes –más del 70%- está cursando una carrera universitaria. Aunque también los hay que están con el Doctorado. Es el caso de Andrei Briones. El joven de 29 años y procedente de Ecuador que estudia un Doctorado de Eficiencia Energética y Energías Renovables “a tan solo 500 metros de casa”, asegura. En su caso, esta oportunidad fue determinante a la hora de decidirse por Zaragoza como ciudad de destino para continuar con sus estudios. “Ví que se trataba de un voluntariado y lo consulté con mi familia y les pareció una buena oportunidad. Al cabo del año supone un ahorro del 70% del gasto convencional“, afirma el joven.


En su caso, es el segundo año que forma parte del programa, y no descarta seguir al menos hasta que termine sus estudios. Dedica tres horas a la semana a dar clases de informática y de alfabetización a extranjeros.“Es muy grato porque conoces otra realidad, y porque estoy aprendiendo a desenvolverme a la hora de dar clases lo que me está dando una visión de lo que me esperaría en caso de ser profesor“, afirma.


En el caso de Diego Santolaya, de 19 años y natural de Logroño, fue su madre la que se enteró del p?ro?grama de Zaragoza Vivienda y le animó a apuntarse. Está en primer año de Ingeniería Informática. “Estamos de monitores de actividades lúdicas y deportivas una tarde a la semana“, explica el universitario. En su opinión, lo mejor de la experiencia –además del apoyo económico- es que “ayudamos a familias desestructuradas y en riesgo de exclusión social“.

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