"Los militares en la calle forman parte del paisaje habitual de Bruselas"

Mar Llorente, funcionaria del Gobierno de Aragón que trabaja en la Comisión, ha vivido los atentados desde su puesto de trabajo.

Mar Llorente, zaragozana de adopción de 47 años, ha llegado a su trabajo en la Comisión Europea sobre las 8.15, como cualquier otro día. Pero este martes no ha sido un día cualquiera. "Cuando llegamos, nos tomamos un café los compañeros y luego empezamos a trabajar. Enseguida han empezado a llegar rumores. Al principio había mucha confusión. Luego han llegado las noticias de que había muertos, y llamadas de nuestros familiares, mensajes, correos...", contaba sobre las 11.30, mientras seguía encerrada con sus compañeros en un edificio en la calle Froissart, muy cerca de la estación de metro de Schuman y de la de Maelbeek, donde se ha producido una de las explosiones. Las otras han sido en el aeropuerto de Zaventem.


El llamado 'barrio europeo' ha permanecido acordonado durante varias horas con fuertes medidas de seguridad. "Nos han enviado instrucciones por mail para que no salgamos del edificio, se han cancelado las reuniones y las visitas", señalaba, un poco más tranquila tras la conmoción de la primera hora de la mañana. Mar y sus hijas viven a unos diez minutos caminando de su lugar de trabajo.


Mar vive en Bruselas desde el 1 de octubre con sus dos hijas, de 8 y 10 años. Ellas estudian en un colegio internacional en el que ya habían empezado las vacaciones de Semana Santa. Este martes por la mañana ellas estaban en casa con una cuidadora, esperando a que su madre terminara de trabajar para viajar a Zaragoza.


"Tenemos billetes de avión para salir este miércoles a las 17.40 del aeropuerto de Zaventem. Vamos a pasar las vacaciones de Semana Santa a Zaragoza. De momento este martes se han cancelado los vuelos. Esperamos que mañana podamos viajar", apunta.


Mar es funcionaria del Ministerio de Agricultura y del Gobierno de Aragón. Solo lleva medio año en su puesto como experta nacional de la Comisión Europea, pero le ha tocado vivir meses dificiles en Bruselas, tras los atentados de París de noviembre.


"Desde los atentados de París, se ha incrementado mucho la seguridad en la Comisión y en la ciudad. Los militares patrullando por la calle forman parte del paisaje habitual de Bruselas. Siempre los ves en la estación de metro de Schuman y en las calles comerciales del centro", afirma.


Su estancia prevista en Bruselas es de dos años prorrogable. "Me gustaría seguir más tiempo. Es una muy buena experiencia profesional y personal. Bruselas es cosmopolita e internacional, pero preferiría vivir en otra ciudad", reflexiona.

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