Los dos anarquistas chilenos acusados del atentado del Pilar se enfrentan a 44 años de cárcel

Los acusados y la única víctima de la explosión que se produjo el 2 de octubre de 2013 declaran hoy en la primera sesión del juicio que se celebra en la Audiencia Nacional.

Los anarquistas chilenos Francisco Javier Solar Domínguez y Mónica Andrea Caballero Sepúlveda se enfrentan a una pena de 44 años de prisión cada uno por colocar el artefacto que explotó el 2 de octubre de 2013 en la basílica del Pilar. El juicio empieza es en una sede de la Audiencia Nacional situada a las afueras de Madrid, en una nave de San Fernando de Henares, donde se ha convocado una concentración de apoyo a los acusados por el atentado.


Además de los dos anarquistas, está previsto que declare en la primera jornada Marta García, la víctima zaragozana que sufrió la explosión a menos de doce metros del artefacto cuando ella salía cerca del Altar Mayor. Un hombre le advirtió de que se fuera de allí cuando la vio en la capilla de Judas Tadeo, cerca de la salida norte hacia el paseo de Echegaray y Caballero, por donde escaparon los que colocaron la bomba. Ella estaba rezando en busca de un trabajo. "Ese hombre tenía barba, hablaba con acento sudamericano y llevaba mucha ropa para un día como ese, que era muy caluroso", manifestó en su día Marta García en una entrevista concedida a HERALDO.


La fiscal considera que los dos acusados formaban parte del Comando Insurreccionalista Mateo Morral, que estaba integrado en los Grupos Anarquistas Coordinados (GAC), una estructura que se creó en 2012 para organizar a los grupos anarquistas que actuaban aislados. Pretenden "la desestabilización y el colapso del sistema", la "revuelta y la subversión de lo establecido" y, al final, "construir la anarquía".


Los dos acusados negaron su participación en la colocación del artefacto, a pesar de que ambos aparecen identificados en las grabaciones que la Policía Nacional de Zaragoza y de Barcelona localizaron. Revisaron más de 1.500 horas en las cámaras de las estaciones de autobuses de las dos ciudades, del metro de Barcelona y de un bar de la plaza del Pilar, donde entraron al baño.


La fiscal afirmó que el 2 de octubre de 2013 los dos acusados se desplazaron desde Barcelona hasta Zaragoza en autobús para colocar en la Basílica de Nuestra Señora del Pilar el artefacto, compuesto de una bombona de butano, 2,5 kilos de pólvora y un reloj activador. La llevaban en una bolsa de rayas muy singular que cargaba Francisco Javier Solar.


Una vez que la colocaron, la bomba explotó a las 13.45 horas en la nave central del Altar Mayor de la basílica y tuvo un radio de acción de 26 metros, que causó heridas a Marta en el oído. Asimismo, sufrió estrés postraumático. Su abogado, Guillermo Royo, reclama que le indemnicen con 100.000 euros por los daños.


En el momento de la explosión había un grupo de 30 turistas norteamericanos y cuatro trabajadores, que no resultaron heridos. Dos de ellos, un vigilante de seguridad y un celador, también van a prestar declaración hoy. La explosión coincidió con el cierre de las puertas del Pilar y además provocó que tres empleados se quedaran encerrados en la torre del ascensor.


Una tercera persona avisó de la explosión diez minutos antes a un centro de estética, al que llamó desde una cabina telefónica situada en la calle San Martín, esquina con Conde de Aranda. Pero la dueña del comercio, situado en la Margen Izquierda, no alertó a las fuerzas de seguridad creyendo que se trataba de una broma. Después, al enterarse de la explosión, se puso en contacto con la Policía.


El Comando Insurreccional Mateo Morral reivindicó la acción en una web de corte anarquista y esa misma tarde, a las 19.00, la Policía conocía la autoría de la bomba. La acusada escribió una carta desde la prisión de Ávila en 2014 sobre su condición de anarquista y criticó "las diversas artimañas del poder".


Tras identificarles en noviembre de 2013, la Policía registró el piso de Barcelona en el que ambos vivían, donde se encontraron billetes de transporte al Monasterio de Montserrat, una hoja dominical del arzobispado de Barcelona, un ejemplar de un periódico de perfil anarquista y varios documentos relacionados con los GAC. Según la fiscal, preparaban actos para su próxima acción, la colocación de artefactos en la basílica de Montserrat.

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