Más del 60% de los conflictos que llegan al SAMA terminan en acuerdo entre las partes

En las cuestiones individuales suele ser más fácil llegar a un entendimiento que en las colectivas.

Reunión del personal de AUZSA en el SAMA
Reunión del personal de AUZSA en el SAMA.
Oliver Duch

Este lunes se ha celebrado la sexta reunión entre la empresa concesionaria del autobús urbano de Zaragoza, Auzsa, y sus empleados. Como en las ocasiones anteriores, esta cita ha tenido lugar en el Servicio de Arbitraje y Mediación de Aragón -SAMA-, que es el encargado de mediar entre ambas partes para conseguir llegar a un acuerdo. Una situación complicada, pero a la que cada año se enfrentan entre 7.000 y 8.000 personas en Aragón y que en muchos casos se salda con importantes avances.


Según la memoria del SAMA de 2014, el 63% de las mediaciones individuales que acudieron a este organismo llegaron a un acuerdo. Mientras que el 37% de los conflictos se quedaron sin solución. Unas cifras que bajan ligeramente cuando se trata de mediaciones colectivas como es el caso de Auzsa. En esta situación, los porcentajes se igualan casi al 50%, puesto que, según especifica la memoria, “son tradicionalmente más resistentes al acuerdo”. Estos porcentajes se mantienen casi sin variación durante los tres primeros meses de 2015, último dato publicado por el SAMA.


CC. OO., UGT, CEPYME y CREA son los fundadores de este organismo y los encargados de determinar a los mediadores. "Cuando hay un problema laboral que no se termina de resolver y una de las partes pide al SAMA que intervenga, éste toma parte de manera gratuita", sostiene José de las Moreras, secretario de política industrial y salud laboral de UGT Aragón. De manera habitual, estos organismos son los que seleccionan a los mediadores, aunque, según especifica el propio SAMA, "si se puede realizar una mediación activa, tanto la empresa como los empleados tienen derecho a elegir a uno de los mediadores del grupo". 


Desde los sindicatos recalcan la diferencia existente entre ambos tipos de conflictos: individuales y colectivos. “En los individuales suele haber una mayor tasa de acuerdo puesto que, al ser una mediación previa a la demanda, ambas partes quieren acercar posturas para ahorrarse los costes del juicio”, explica Manuel Pina, secretario de acción sindical de CC. OO. Aragón. Además, subraya que una vez puesta la demanda, “solo hay dos opciones: ganar o perder” y es decisión del juez.


Desde el punto de vista de Pina, en el caso de los colectivos existen principalmente dos tipos de negociación. “Por un lado, está la que es obligatoria antes de convocar una huelga, que en la mayoría de las circunstancias es improductiva, puesto que ambas partes la consideran un trámite administrativo y no una posibilidad de acercar posturas”. Por otro lado, hay determinadas empresas y sectores que tienen como costumbre acudir al SAMA cada vez que hay que negociar algo. “En esta situación, los resultados suelen ser muy positivos”, sostiene. De hecho, especifica que el caso de Auzsa es uno de los típicos en el que casi todas las negociaciones pasan por este organismo.

¿Cuál es el principal escollo?

La diferencia entre los dos tipos de negociación también es visible en cuanto al principal problema. Mientras que entre los conflictos individuales, el escollo fundamental -alrededor del 75%- es el despido, en los colectivos abundan las discrepancias salariales. “Cuando se lleva al SAMA un conflicto colectivo generalmente es por desacuerdos en el sueldo y por en qué plazos se van a recuperar las condiciones laborales y económicas tras las inaplicaciones del convenio”, sostiene José de las Moreras.


No obstante, destaca que en estas negociaciones, a parte de tratar el tema de salario, se abordan otras cuestiones en las que tampoco se ha llegado a un acuerdo como es el caso de formación de trabajadores, igualdad, turnos o categorías profesionales. Además, en los últimos años fueron habituales los conflictos surgidos a raíz de un Expediente de Regulación de Empleo.


De hecho, los primeros casos de EREs fueron los que crearon algunas de las situaciones más extrañas que se han vivido en el servicio de mediación. “Había empresas que, antes de que les afectara la crisis, proponían 100 despidos y finalmente pactaban una reducción de jornada. En estos casos la argumentación era escasa y no había razones objetivas”, explica Pina.


Sin embargo, lo más curioso de la negociación en el SAMA es que hay compañías que pactan lo mismo que se había planteado anteriormente en la empresa. “Hay empresas o trabajadores que no llegan a un acuerdo porque se lo dice el otro, pero al plantearlo el mediador aceptan sin problemas”, subraya. De hecho, asegura que hay ocasiones en las que se hace especial hincapié en este asunto. “Hay sociedades que dicen: llegamos a este acuerdo, pero no por las movilizaciones, sino porque lo ha dicho el mediador”, ejemplifica Pina.

¿Cuánto tiempo hace falta para llegar a un acuerdo?

El número de reuniones necesarias para llegar a un entendimiento depende de la situación y la razón del conflicto. Mientras que las individuales suelen alcanzar un acuerdo en una sola cita, las colectivas pueden llegar a durar dos, tres o cuatro. “En estos casos, cuando son las previas a una huelga, solo hay una y generalmente tiene un resultado negativo; pero cuando hay intención de negociar es normal que se alargue varias sesiones, ya que esta es la labor del mediador”, subraya Pina.


Por su parte, de las Morenas recalca que hay reuniones que duran hasta 12 horas en un intento por acercar posturas y que terminan sin acuerdo. "Se produce en negociaciones muy enquistadas y en las que es necesario que se dialogue y se hagan recesos", especifica. En su opinión, un buen acuerdo es aquel en el que todas las partes dejan algo por el camino. 

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