-En 1998, cuando usted era secretario de Estado de Defensa, hablamos del cierre del cuartel de Barbastro en otra entrevista, y en 2016, del de Sancho Ramírez de Huesca. ¿Es usted el desamortizador de Defensa? ¿La decisión es política o militar?

-Nunca la decisión sobre los cuarteles es política. En 1998 sí que fue política la profesionalización de las Fuerza Armadas y pasar de 400.000 efectivos a 120.000, como ahora. Se redujeron cuantitativamente los cuarteles, en número y en bases proyectables. El Ejército ha pasado de tener miles de instalaciones a venderlas. Barbastro se cerró hace 20 años porque no tenía sentido. Ahora, se cierra Huesca por una decisión técnica. La posición de nuestras tropas en bases y no en cuarteles esparcidos es para su proyección al exterior. Aragón es la tercera comunidad de España con más militares, tras Madrid y Andalucía.

-¿Era irrefrenable cerrar Huesca?

-Se han llevado efectivos de Vitoria a la Brigada Aragón, y nadie ha dicho nada en Aragón. Cada vez que se cierra un cuartel militar, tenemos un lío, como en Huesca. La defensa nacional obedece a criterios puramente militares y de gestión ordenada de los recursos que nos entregan los españoles.

-Ya decía usted que la Defensa es economía y que Zaragoza sería un núcleo militar fundamental...

-Zaragoza tiene una posición geoestratégica integradora muy importante, y hay que ampliar sus posibilidades logísticas y operativas. Son nuevos horizontes que le expliqué a la alcaldesa de Huesca para no encerrarse en posiciones que pueden ser buenas para un municipio, pero perjudiquen el interés general.

-El cuartel de Huesca era una empresa con 400 familias y eso duele en la ciudad.

-Lo entiendo, pero la Defensa no es una empresa y no obedece a criterios mercantiles. Su eficacia no puede quedar al servicio de intereses que no sean la Defensa nacional. Huesca tiene que buscar un posicionamiento en la nueva economía y sus nichos de excelencia. Además, los militares de Huesca van a trabajar a Zaragoza, a 40 minutos.

-¿Cómo ha afrontado el ajuste económico en Defensa?

-Llevamos desde 2008 una rebaja de presupuesto de un 30% y hemos contenido la sangría, pero de eso no se suele hablar. Hemos hecho de la necesidad, virtud y se han cambiado las estructuras, con esa sacudida. Ahora es una Defensa mucho más eficaz, capaz de cumplir los objetivos y es rentable invertir en ella.

-Las maniobras de Trident Juncture dieron beneficios a Zaragoza. ¿Qué supuso para Defensa?

-En la OTAN hubo un movimiento para llevarse los Trident Juncture al este, pero España explicó el riesgo que tenemos en el sur, en el Sahel. El socio más importante, Estados Unidos, lo entendió y nos ayudó para que se celebrara en España, Portugal e Italia. Ha sido un éxito, fundamentalmente en España, porque nuestras Fuerzas Armadas se empeñaron. El secretario general de la OTAN y todos los mandos militares lo han reconocido. El esfuerzo de gestión, en Zaragoza, con la llegada de todos los recursos por puertos, aeropuertos y carreteras, y el manejo del personal y material fue ejemplar. La ciudad se vio en todo el mundo, con un campo de maniobras y una base muy importantes para la OTAN, que es capaz de albergar mucho movimiento aéreo. Zaragoza está muy bien comunicada y por eso lleva 2.500 años en el mismo lugar.

-¿Tienen claro ya la puesta en marcha de la Brigada Aragón y cuántos efectivos va a tener?

-La Brigada Aragón se va a consolidar en el primer semestre de 2016. Se va a reconvertir la Castillejos y recibirá efectivos de Vitoria o Huesca. La OTAN nos pide ahora que tengamos brigadas dispuestas en diez días. El número de efectivos no varía sustancialmente de los que ahora tiene la Castillejos, aunque aumenta ligeramente. El 1 de enero de 2017 pasará a denominarse la Brigada Aragón I.

-Fue consejero de Instalaza, una empresa de armas de Zaragoza, y se lo reprocharon como ministro. ¿Cómo lo tomó?

-A veces, la política tiene unos tintes que la rebaja mucho. En 2004, me fui del Gobierno a trabajar en el mundo civil, de donde vengo, porque no soy político. Me llamó el señor Muñoz de Instalaza para ser consejero y pude contribuir poco porque los consejos eran de vez en cuando. La empresa da muchos puestos de trabajo y exporta. Me pilló casi cuando yo salí que ellos desarrollaron las bombas de racimo. Estaban legitimadas en casi todos los países, pero en España se decidió que no y me pareció muy bien. La empresa reclamó a la Administración, cuando yo ya no estaba, y no sé en qué quedó. Me acusaron de que yo les indemnicé y el profundo desconocimiento generó injurias, que tengo que aceptar porque la vida es como es y no como queremos. En la vida política hay que aceptar cierta parte de injusticia, pero tengo la conciencia muy tranquila.

-La fábrica del helicóptero Tigre se la llevó el ministro José Bono a Albacete. ¿Vendrán aquí empresas aeronáuticas?

-Zaragoza está muy bien posicionada y tiene unas instalaciones militares de primer orden, lo que le da muchas posibilidades para que las empresas, no el Ministerio de Defensa, puedan instalarse. Las decisiones como el Tigre se deben tomar por el interés general.

-¿Cómo salen los primeros cadetes de las academias como Zaragoza con grados universitarios?

-Los mandos dicen que los nuevos cadetes salen mejor preparados. Evaluarlo es pronto, pero las esperanzas son grandes. No somos los inventores porque en las academias de West Point y Saint Cyr les forman de manera similar.

-¿Es más gerente que ministro?

-Yo soy como soy. Me han puesto aquí para que España tenga una buena Defensa; los militares estén cuidados; haya una buena proyección exterior; y la industria se sostenga. Yo no creo en tener más presencia mediática. La Defensa es puro Estado y el ministro no debe salir todos los días. Soy más vocacional que profesional.