Los usuarios de la carretera de Logroño (N-232) van a tener que armarse de mucha paciencia para ver acabado el comprometido desdoblamiento. La ínfima partida destinada por el Ministerio de Fomento reducirá este año a la mínima expresión las obras entre Figueruelas y Gallur, mientras el bloqueo de la licitación del otro tramo pendiente, de Gallur a Mallén, puede demorar ahora la finalización de la autovía hasta el año 2022.

Fuentes cercanas al Ministerio de Fomento reconocieron ayer a este diario que con los cuatro millones presupuestados para este ejercicio tan solo se podrá acometer el desvío de los servicios afectados por el trazado. Este dinero representa menos de un 10% del coste total, que se eleva a 47,3 millones.

Los trabajos acaban de comenzar a pesar de que el contrato de adjudicación se firmó el 16 de octubre, ya que la Dirección General de Carreteras no habilitó ni un euro para poder comenzar en 2015. El pasado miércoles había una máquina excavadora abriendo una zanja para reponer la acequia sobre la que transcurrirá la futura calzada de la A-68, justo donde se acaba el tramo desdoblado de la carretera, a la altura de Figueruelas.

El avance será mínimo en lo que queda de año, puesto que los trabajos se limitarán a reponer, fundamentalmente, los tendidos telefónicos y de la electricidad, además de la conducciones de riego. Si llega el dinero, se podría empezar de forma simbólica a mover tierras, especialmente si así lo solicitan los responsables ministeriales para dar sensación de que han comenzando el grueso de las obras.

Para dar una idea del exiguo importe que supone la partida habilitada en una obra de este calado, fuentes del sector de la obra pública recordaron que varios tramos de la autovía entre Huesca, Jaca y Navarra incluso han dispuesto de más dinero y no ha avanzado su construcción.

Como ya informó este diario, el desdoblamiento de la N-232 entre Figueruelas y Gallur se alargará en el tiempo, dado el calendario de pagos fijado por el Ministerio de Fomento, que se alarga hasta 2019. Para este año solo se han previsto 4,1 millones y en el siguiente se dará un verdadero empujón real a las obras al destinar la mayor anualidad de todas, 27,6 millones. En los dos siguientes, los fondos se han fijado en 8,3 y 7,2 millones, respectivamente.

Aunque el tramo apenas alcanza los catorce kilómetros de longitud, las obras se alargarán 37 meses como consecuencia de la ralentización que conllevan las estrecheces presupuestarias.

Peor suerte corre el otro tramo pendiente de la A-68, paralizado en la recta final de su licitación por decisión de la cúpula ministerial. La medida afecta a otras 43 licitaciones de servicios y obras que comparten el mismo pliego de condiciones, cuestionado por el Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales. La medida fue adoptada hace una semana por la Secretaría de Estado de Infraestructuras para "analizar los efectos jurídicos" de la resolución de dicha entidad.

Las citadas fuentes cercanas a Fomento señalaron ayer que se podría anular todo el procedimiento y comenzar de cero todo el expediente administrativo. Esto supondría perder todo un año y depender de la voluntad del próximo Gobierno central para reactivar una actuación que salió a concurso a finales de 2015 por 82,2 millones de euros.

La situación es especialmente sangrante, ya que el proyecto fijaba el plazo de construcción en tres años y el de la licitación en suspenso lo alargó a cinco: hasta 67 meses para desdoblar 15 kilómetros frente a los 37 meses del tramo cuyas obras acaba de empezar, que solo tiene un kilómetro menos. A esto se suma el bloqueo, que ha provocado que Chunat convoque hoy por la mañana una concentración en el área de servicio de Gallur. "Estamos muy molestos por esta tomadura de pelo", dijo el consejero de CHA en la comarca de la Ribera Alta, Ismael Ibáñez.