El mayor subcontratista de obra civil del país se convierte en principal inversor de Plaza

?El dueño de Epsa, José Llorens, ejecuta la opción de compra y amplía a 198.399 m2 su adquisición. La compraventa garantiza unos ingresos en torno a los 16 millones de euros a la sociedad públic

Las dos parcelas adquiridas por el empresario José Llorens están separadas por las vías del AVE.
Las dos parcelas adquiridas por el empresario José Llorens están separadas por las vías del AVE.
Envuelo

El fundador de la mayor compañía de movimiento de tierras de España y una de las principales del mundo, Epsa Internacional SA, se ha convertido en el principal inversor de la Plataforma Logística de Zaragoza (Plaza). El empresario leridano José Llorens acaba de cerrar la adquisición de una macroparcela del polígono, la segunda que adquiere y que le convierte en propietario de un total de 198.399 metros cuadrados. Esta operación, la de más calado en la historia de Plaza en lo que se refiere a superficie tras las de Inditex y Pikolin, reportará a la sociedad pública unos ingresos cercanos a los 16 millones de euros.


Fuentes conocedoras de la negociación confirmaron ayer a este diario la identidad del mayor inversor de Plaza, así como la ejecución de la opción de compra que apalabró a finales del año pasado. Además, hicieron hincapié en que la inversión de Llorens no es especulativa, sino una apuesta personal por el negocio logístico dada la posición geoestratégica de Zaragoza y las oportunidades reales de atracción de operadores de calado.


Con este objetivo, su grupo empresarial pretende levantar naves industriales de gran tamaño, las de mayor demanda y de las que existe una auténtica carestía en la capital aragonesa en la actualidad. "El mercado ha evolucionado mucho en los últimos años. Ahora los operadores logísticos no quieren comprar parcelas y levantar naves, sino alquilar. Yla demanda es de grandes almacenes, no de naves nido, de las que hay muchas disponibles en Plaza", señalaron.


Este negocio no es desconocido para este empresario con intereses en el sector inmobiliario, comercial e industrial, ya que también posee naves en la provincia de Madrid. Precisamente, la implantación de grandes almacenes reguladores y de compañías logísticas en el corredor del Henares y en el entorno de Barcelona ha copado la oferta existente, lo que se ha convertido en una oportunidad para Zaragoza.


A través de una de las 38 empresas de la que es directivo, José Llorens escrituró el pasado 26 de enero su primera adquisición en Plaza, dos parcelas contiguas que suman 100.224 metros cuadrados situadas junto a las instalaciones de BSH y de Pronimetal. El precio de venta rondó los 80 euros por metro cuadrado, respetando la última tasación, del pasado mes de octubre, y que supuso asegurar unos ingresos de casi ocho millones de euros.


La parcela que acaba ahora de adquirir, pendiente tan solo de escriturar, ocupa otros 98.175 metros cuadrados en el área de futuros crecimientos. Está situada entre las vías del AVE y el almacén de Decathlon. La negociación se alargó unas semanas tras solicitar el empresario una rebaja en el precio para igualarlo al del primero suelo adquirido. El consejo de administración de Plaza autorizó la semana pasada el ajuste de las condiciones, lo que ha permitido cerrar la compraventa.


La plataforma logística tampoco es un proyecto que José Llorens haya descubierto ahora, puesto que Epsa Internacional ya se encargó de los gigantescos movimientos de tierra que sirvieron para dar forma a este polígono de más de 1.300 hectáreas enclavadas entre la autovía de Madrid, el aeropuerto y la carretera de acceso a la Base aérea. Igualmente, asumió los mismos trabajos en otro macroproyecto de la capital, el Polígono Tecnológico de Reciclado (PTR) López Soriano, que ocupa otras 850 hectáreas junto a la carretera de Castellón.


La llegada de este inversor no será en solitario. Otro grupo francés ha reservado una tercera parcela de 102.131 metros cuadrados en la misma zona de Plaza, entre las instalaciones de Pronimetal y Pikolin. En este caso, negocia su adquisición para una compañía de distribución gala, aunque ni siquiera el equipo de la sociedad pública y sus consejeros conocen su nombre por una cuestión de estricta confidencialidad. La operación se pretende cerrar ya porque al cliente final le urge disponer de los terrenos para iniciar su actividad en el plazo máximo de un año, lo que generará inicialmente un centenar de puestos de trabajo.

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