Marina se muestra a favor de la jornada partida y critica la politización educativa

Es una de las voces más autorizadas en materia de educación y, aun más, desde que el pasado año el Ministerio del sector le encargara elaborar un libro blanco sobre la función docente, cuyo borrador está ya colgado en la web de la institución. Y ayer José Antonio Marina la volvió a alzar en el instituto Miguel Catalán de Zaragoza, donde ayer pronunció una conferencia. A pesar del revuelo mediático que han causado, él se muestra firme en sus planteamientos, que pasan por la evaluación del profesorado, un sueldo distinto en función del trabajo de cada uno o la necesidad de innovar con cabeza –"muchas veces la innovación no son más que ocurrencias, bobadas sin eficacia educativa", considera­–.

Sin embargo, y aprovechando su paso por Aragón, que vive el debate sobre el cambio de horario en los centros, defendió la jornada partida como la más idónea para los alumnos. "En primaria, desde luego. Y, en secundaria, también, lo que pasa que hoy es difícil dar marcha atrás. Pero la jornada continua sobrecarga mucho las últimas horas de clase y son poco aprovechables", declaró. Una opinión que acompañó de una advertencia para el alumnado de los últimos cursos: con las horas que están en el instituto no vale. "Van a tener que estudiar en casa, como mínimo, dos o tres horas. Si no, se quedarán marginados", dijo.

Sobre sus planteamientos acerca de los docentes, el pensador volvió a insistir en sus tesis, no como una manera de castigar al profesorado, sino de prestigiarlo. "¿Tenemos buenos profesores? Sí, pero todos autodidactas. Mientras no tengamos una estructura que convierta a la docencia en una profesión de élite, no va a mejorar la escuela", afirmó.

Por este motivo, defiende la inclusión en ese libro blanco de evaluar a los maestros, con criterios como su actuación en clase, el progreso de sus alumnos –que no vincula a sus notas–, la opinión de los estudiantes o su participación en el claustro. Por este motivo, aplaude la ley aprobada en Cataluña y que permite la evaluación del profesor, de forma voluntaria, cuyo resultado puede influir en su sueldo. "Me parece sensato. Examinar al profesor no es un castigo, y se precisa para mejorar. El 40% de los profesores de secundaria dicen que nadie les ha dicho nunca si dan bien o mal sus clases. Así, no progresamos", esgrimió.

José Antonio Marina justificó la necesidad de este libro blanco porque, en su opinión, "ningún Gobierno se ha preocupado realmente del profesorado, y su formación debe ser la base de cualquier mejora en la escuela". Con esto en mente, ha desarrollado un texto que propone medidas como que el profesor más capaz se destine a centros conflictivos. "En Francia, ellos mismos lo piden. Si no lo hacemos así, a esos colegios irán los que no pueden elegir, los recién llegados", sostuvo.

Pero sus consejos no se centran solo en profesores y alumnos, sino que también advierte a la sociedad en general: la educación afecta a todos, porque nuestro futuro depende de lo que se haga hoy en las aulas. "La situación es mala hoy, la educación está muy politizada y eso impide llegar a un pacto. Pero es la ciudadanía la que tiene que presionar para ello. La sociedad no tiene ningún interés en la educación, en las encuestas del CIS nunca está entre sus preocupaciones", se lamentó.

Sin embargo, tiene una receta para aumentar el rendimiento y acercarlo a Finlandia, modelo de referencia. "Con el 5% del PIB, una cantidad que ya hemos tenido, podríamos reducir el fracaso escolar un 10% y subir 35 puntos en el informe Pisa. Y en solo cinco años. Pero no si empezamos a meternos en una nueva ley educativa y un pacto que no llega. Nuestros alumnos no merecen lo que se está haciendo con ellos", concluyó.