Pasó de alumno a profesor en apenas unos meses, logrando muy pronto su sueño: dedicarse a la docencia. No es lo común en un estudiante que, tras pasar con muy buenas notas por la escuela unitaria de su pueblo y el IES Hermano Argensola de Barbastro, acababa de terminar Química en Zaragoza. Pero no buscó entrar en un laboratorio o quedarse en la Universidad: sacó su oposición de catedrático de instituto. Y parece que no erró en su decisión. Ahora, Pablo Nacenta (La Puebla de Castro, Huesca, 1960) acaba de recibir el premio de Enseñanza y Divulgación de Física, un galardón que se ha ganado por enseñar la materia con mucho arte. Y de forma literal: con música, con obras de teatro, con malabares, con cuadros...

Una docencia que, además, no se ha circunscrito a las cuatro paredes de una clase, porque Nacenta ha llevado su pasión por la enseñanza a ferias por todo el mundo, a bienales, talleres o a las fiestas de su propia localidad natal, para lo cual ha involucrado a sus alumnos... y también a toda su familia. "Cuando empiezas a dar clase, te das cuenta de que debes hacer cosas diferentes. Y cuando las pones en marcha, no eres consciente de estar haciendo nada extraordinario, crees que todo el mundo hace lo que tú", cuenta, con modestia, a pesar de que no es este el primer reconocimiento que recibe.

En el año 2000 presentó un proyecto a un concurso europeo llamado Física en Acción, que buscaba programas que permitieran atraer vocaciones científicas, y consiguió convertirse en representante español en el CERN y en la Agencia Espacial Europea. En 2012, fue medalla de honor de Ciencia en Acción por su trabajo de divulgación y además quedó en segundo lugar en un premio en innovación docente de la Carlos III.

Diversión en las aulas

Sin embargo, más que en las entregas de premios, le gusta estar en las aulas, desde hace ya muchos años, del IES Alameda de Osuna de Madrid. "Fui director durante diez cursos, y me gustaba la gestión, pero decidí volver a dar clases porque es lo que me divierte. Y procuro transmitirlo. Yo sé que hay gente que hace muchas maravillas por ahí, pero lo que me diferencia es que todo lo que yo hago es con los alumnos", afirma, orgulloso.

Y lo que hace no es poco. Puso en marcha un montaje teatral sobre Marie Curie, ha explicado la física de partículas a través del trabajo de Dalí o Picasso –"trabajando en la idea de la percepción, de que desde distintos puntos de vista se ve un cuadro de manera diferente", explica– y ha actuado en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. El pasado año, lo hizo con un trabajo sobre las leyes de Newton mezclado con Tintín, que mostraba cómo los diferentes artistas han visto el cielo, desde los egipcios hasta el siglo XVIII. Y volverá a ese mismo escenario los próximos 9 y 10 de marzo con el espectáculo ‘Street workout’, que mostrará trabajos de física a gente que pase por allí, con la inestimable ayuda de algunos antiguos alumnos mientras hacen entrenamientos deportivos en la calle. Allí, le acompañará también su hijo Jorge, haciendo malabares. Si llega, porque está ahora mismo en Grenoble haciendo su tesis en nanociencia...

Porque, si no es con sus estudiantes, este maestro se lleva a la familia, como él mismo admite, "a pringar". Su mujer Conchi –que también tiene un premio de innovación de Telefónica­– y sus hijos Jorge y Paula, que es matemática, le han echado una mano, por ejemplo, en la ‘performance’ ‘Ven, catch la lumiere’, un montaje para explicar la polarización y la fibra óptica con láseres, y que mostraron en las fiestas de La Puebla de Castro.

En Zaragoza, hace ya una década, participó en el programa Ciencia Viva con el número ‘Química: tinieblas o luces’, y también en dos cursos distintos en el concurso ‘Reporteros en la red’ de Ibercaja, que ganó un año y quedó finalista otro. Y se ha atrevido hasta con las ‘flashmob’ –eso sí, divulgativas–, en una exhibición que se puede ver en Youtube y que llevaba por título ‘Multitud instantánea de vibraciones y ondas’.

Y, a pesar de todo este currículum, él se queda con las clases, con el día a día, con la oportunidad de despertar vocaciones en aquellos a su cargo. "Hay que crear ilusión en los chavales, emocionarlos, que vengan a clase con ganas. Y que, más allá de aprobar, disfruten del saber". ¿Cómo? Por ejemplo, poniéndoles música mientras hacen los problemas –pop español actual, clásicos de los setenta como Pink Floyd o incluso rap– o explicando portadas de discos que tienen que ver con la Física. "El reconocimiento de tus alumnos es el verdadero premio", dice el maestro, que se reconoce "poco suspendedor".

Lección familiar

Pero su destreza en el aula no es alabada solo por sus estudiantes. En 2015 estuvo en la Bienal de Física de Lisboa y el secretario de Estado, que le estuvo haciendo una entrevista en el escenario, le dijo al finalizar la sesión: "Eres el profesor que a todos nos hubiera gustado tener". Algo ruborizado, el nuevo premio nacional de Enseñanza y Divulgación de la Física, concedido por la Real Sociedad Española de Física y la Fundación BBVA, achaca estas palabras no a ningún don prodigioso, sino a la educación que sus padres le dieron. "Eran muy humildes y me inculcaron la idea de ‘zagal, hagas lo que hagas, hazlo bien’". Por su trayectoria, parece que les hizo caso.