​Se dispara la contratación de seguros agrarios por el temor a una prolongada sequía

Las altas temperaturas y las escasas lluvias han aumentado un 33% la contratación de seguros para cereales de invierno.

Una agricultura en plena labor
Una agricultura en plena labor
Heraldo

2015 se cerró como un año tremendamente atípico con un 42% menos de precipitaciones en Aragón y unas temperaturas que distaban mucho de las habituales de diciembre, y el comienzo de 2016, pese a la vuelta de la lluvia durante algunos días, tampoco ha mejorado las predicciones del campo aragonés.


El sector agrario en la Comunidad ha disparado este año tras varios de descenso la contratación de seguros ante el temor de perder buena parte de la cosecha a primeros de cambio. Las altas temperaturas de la Navidad impidieron que muchos campos de cebada o trigo recibieran sus habituales heladas, lo que junta a la falta de agua, ha hecho curarse en salud a muchos agricultores.


En concreto, según los datos facilitados por Agroseguro, hasta el pasado 22 de enero se habían registrado 5.930 pólizas de herbáceos que cubrían una producción cercana a los 680 millones de kilos, un incremento del 33% con respecto a la misma fecha de 2015, año que ya se reveló como muy seco y que finalizó con una producción muy mermada.


“Nosotros estamos trabajando sabiendo que los ciclos de las plantas se están retrasando en torno a un mes”, explica Francisco Ponce, representante de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón, que explica que esta situación no solo está afectando a los cultivos cerealistas, sino también a los frutales, y en especial al almendro, que ya ha florecido con semanas de antelación.


Aunque las lluvias de comienzo de año han conseguido apaciguar un tanto la situación, los campos de secano siguen pendientes de agua que asegure la producción. “Lo más preocupante de todo es que desde 2014 hemos notado que esta tendencia se está asentando. Es algo que puede notar todo el mundo, ahora los meses más fríos suelen llegar más tarde, y eso el campo y los ciclos de las plantas lo notan. Además, aunque el total de las lluvias no varíen tanto, también en las últimas campañas hemos constatando que caen grandes precipitaciones en pocos días por lo que la tierra no la puede asimilar, para después pasar a épocas en las que no cae ni una gota”, comenta Ponce, que pone como ejemplo que hasta la llegada de enero hubo hasta más de 60 días sin lluvia en varias zonas de Aragón.


Lo peor se está viviendo en las últimas semanas en Gúdar-Javalambre, la comarca que precisamente más lluvias recibió con respecto a la media histórica en 2015. Allí, como en otras zonas, el mayor riesgo está en los campos que ya han germinado y que necesitan agua.


El año pasado la cosecha de cereales de invierno significó más de 280 millones de euros para el campo aragonés, y eso a pesar de que ya se consideró una mala campaña por la falta de lluvia.


Con este panorama es normal que las organizaciones de agricultores hayan empezado a vaticinar una producción muy limitada para el 2016, como ya pasara en las dos últimas temporadas. Tanto Asaja como Uaga coincidieron a la hora de presentar sus balances anuales en que la “incertidumbre” meteorológica ha lastrado y puede seguir perjudicando a la producción agraria de la Comunidad.

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