El Inaem solo colocó a 3 de cada 100 parados que encontraron empleo

Vicente fue el primero en llegar el pasado jueves a la puerta de la Oficina de Empleo de Ranillas, en Zaragoza. Eran las 8.45 y aún quedaba un cuarto de hora para que abrieran puertas. “Me han dado cita a las nueve y media pero como vengo desde lejos quería ir sin prisa”, explica este antiguo trabajador de la construcción, que cuenta tantos años sin encontrar un empleo -ocho- como los que han pasado desde el inicio de la crisis económica.

Tiene 57 años y viene desde Zuera, donde no está empadronado, pero reside desde hace unos meses porque cuida de su nieta mientras su hija trabaja. Él es un habitual de las oficinas del Actur. Saluda al menos a otras tres personas que van llegando a la fila para entrar. Una de ellas es María Isabel, de 55 años, también española y que tras trabajar veinte años como secretaria y limpiadora dejó su empleo allá por 2006 para cuidar de su hijo, que nació prematuro.

“En aquel momento mi marido y yo pensamos que era una buena opción. Después llegó la crisis e intenté buscar empleo. Nunca he conseguido ni un trabajo temporal”, señala.

Ambos forman parte del grupo de parados de larga duración que tienen además el perfil más complicado para encontrar un puesto de trabajo. Son mayores, acumulan muchos años sin estar activos, y no cuentan con grandes formaciones.

Como todas las personas que aquel día esperaban a la apertura de las puertas del Inaem y se prestaron a ser preguntadas por Heraldo.es, ni Vicente ni María Isabel estaban allí para valorar una posible oferta de empleo. Él tenía cita para sellar la ayuda que mantiene (426 euros mensuales), mientras ella lo hacía para lo que parece será una nueva oferta de un curso de formación. Cuenta que ha hecho varios, algunos por los que ha pagado más de 1.000 euros -“antes de que empezara la época más dura”, comenta- a pesar de estar subvencionado, y también dice que está “contenta” con el trato y el interés que ha recibido en las oficinas del Inaem, a pesar de que no haya servido para nada. “Si no hay trabajo es difícil inventarlo, aunque a veces sí que he echado en falta que las tramitaciones fueran más sencillas”, señala.

Los datos que miden la capacidad del Servicio Público de Empleo para, precisamente, encontrar empleo a los parados, son elocuentes. Durante el año que se acaba de cerrar -el mejor en creación de empleo en mucho tiempo- el Inaem apenas consiguió colocar de forma directa al 2,8% de todos los demandantes que encontraron un puesto de trabajo en 2015, según datos facilitados por el Gobierno de Aragón. En términos absolutos, 9.161 colocaciones de las más de 324.000 que se firmaron en todo el año -aunque fueran de carácter temporal muchas de ellas-.

Desde CSI-F, el sindicato principal en la función pública, se achaca este escaso ratio al recorte presupuestario de los últimos años y la falta de personal de muchas oficinas. Además, se incide en que el Inaem se focaliza principalmente en orientar y formar a los parados, no en encontrar ofertas de empleo, que en todo caso son las empresas las que lo eligen como un método más para difundir sus vacantes, al igual que pueden hacerlo mediante ETTs, los distintos portales de internet, o por medio del boca a boca entre los conocidos de sus empleados.

De 112 millones en 2007 a 91 en 2015

De un modo u otro, los sindicatos ponen sobre la mesa el hecho de que, en plena época de crisis, con récord histórico de desempleados, se haya recortado tanto en funcionarios como en recursos económicos. “El Inaem es uno de los organismos donde mayor tasa de interinidad hay en Aragón. No basta con que durante la pasada legislatura el número de parados creciera, sino que se ha aumentado aún más el ratio de desempleados que tiene que seguir cada funcionario al reducirse la plantilla”, señala José Carlos Pardillos, portavoz del sector de Administración Autonómica de CSI-F.

Y el presupuesto del Inaem les da la razón. Si en 2007, el año anterior a la crisis cuando Aragón apenas soportaba un 5% de paro, el presupuesto completo del Inaem era de 112 millones de euros, en 2015 apenas fue de 91,6, cifra que para los presupuestos de 2016 se pretende elevar apenas un 0,09% según el proyecto de cuentas actual.

Fue sin embargo durante la pasada legislatura cuando más se desplomaron sus recursos económicos y de personal. Y es que desde 2007 a 2011 el presupuesto siguió aumentando hasta tocar un techo de 122 millones anuales, que después se reduciría progresivamente en más de 30. Algo similar a lo que ocurrió con el personal, que pasó de agrupar a 544 funcionarios en las tres provincias aragonesas hace cinco años a 455 en la actualidad.