Aragón ha perdido 6.000 agricultores y 30.000 explotaciones desde comienzos de siglo

El sector sigue luchando ante la falta de relevo generacional, a pesar de que cada vez son más los jóvenes que vuelven a mirar al campo.

Un agricultor prepara la tierra para la siembra
Un agricultor prepara la tierra para la siembra
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A Miguel Ángel Gustrán le quedan un par de meses para jubilarse. Desde los 17 años, cuando acabó de estudiar, comenzó a trabajar en el campo, en las mismas tierras que hoy mantiene en Ontinar de Salz, el que fuera el primer pueblo de colonización proyectado en Aragón, a unos diez kilómetros de Zuera.


Durante sus casi cinco décadas dedicado al campo ha visto como algunos cultivos como la patata se perdían prácticamente de la zona. Ahora cultiva alfalfa y algo de cereal, esto último cada vez menos, debido a que los bajos precios lo ha vuelto cada vez menos productivo. Cuando se jubile, aunque confiesa que seguirá manteniendo relación con el campo, pasará a ser uno más de los más de 6.000 agricultores y ganaderos que han dejado su actividad en Aragón desde comienzos de siglo.


“Con los precios que se están pagando en los últimos años es normal que haya muchas reticencias para que los jóvenes quieran venir al campo, por no hablar de que sigue siendo un trabajo duro”, explica Gustrán, afiliado de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (Uaga), que confiesa que si no fuera por las ayudas de la PAC la actividad agraria sería difícilmente sostenible para muchos agricultores.


Desde el año 1999 los empleos que mantiene el campo aragonés han pasado de 40.000 a poco más de 33.400 durante el 2015, según los últimos datos de la EPA. Y eso a pesar de que la última campaña se mejoraron las cifras después de que en 2014 aún fueran menos.


Del mismo modo ha pasado con el número de explotaciones, que han decrecido de las 80.021 que había con el cambio de milenio a las poco más de 50.000 registradas en el último conteo realizado por el Ministerio de Agricultura. Cuando se jubila un agricultor o un ganadero intenta arrendar o vender las tierras a otro para que agrande su explotación. Pocas veces aparece un relevo que, en todo caso, queda en la propia familia.


Con este marco es normal que todas las organizaciones agrarias presentes en la Comunidad hayan hecho de la incorporación de jóvenes al campo uno de sus caballos de batalla. Según los datos recopilados por el Gobierno de Aragón en su Estrategia de Ordenación de Territorial, ni la mitad de los empleos agrarios tienen la opción de encontrar un relevo en sus propias comarcas una vez que sus actuales productores se retiren.


Y mientras tanto, pese al aumento del interés en los últimos años debido a la crisis, los jóvenes que se unen al campo no parecen suficientes para frenar el desfase, que en último término, según explican los sindicatos, juegan un papel principal para evitar la despoblación en las zonas rurales.


“Es muy complicado lanzarte a abrir una explotación si no te viene de familia, esa es la verdad. Las inversiones de inicio son muy importantes, pero hay que contribuir entre todos a dar una imagen del campo moderna, que es la que tiene. Ahora mismo es uno de los sectores donde se dan más avances”, explicaba a Heraldo.es Marcos Garcés, un joven agricultor de Bañón, en Teruel, que el otoño pasado escribió una carta abierta explicado qué le llevó a hacerse agricultor con poco más de 23 años.


A este respecto los sindicatos señalan que las ayudas para la incorporación de jóvenes son fundamentales. Unas subvenciones a las que pueden acudir personas de hasta 40 años y que se vieron fuertemente mermadas por las restricciones económicas en los últimos años. Aún así, en 2014 pudieron acceder 529 emprendedores que vieron en el campo un salida laboral. Las ayudas de 2015, sin embargo, siguen pendientes de convocatoria aunque se espera que salga en las próximas semanas después de que a comienzos de enero se publicaran sus bases reguladoras. En el mismo BOA donde se publicaba la orden el Gobierno de Aragón recogía en su argumentación que “la realidad socioeconómica del medio rural aragonés se ha venido caracterizando en los últimos lustros por una paulatina disminución de la población activa dedicada al sector agrario, consecuencia del natural proceso de envejecimiento de su población, no compensado por un relevo generacional suficiente”.


A ello se suma además la distribución que han tenido las ayudas de la PAC históricamente, que tras el paso de los años y por los mecanismos de derechos han hecho que casi un 40% de los perceptores en la Comunidad tengan más de 65 años. En la última reforma de las ayudas se abrió la puerta a cambiar esta tendencia, aunque los sindicatos mantienen que las medidas implementadas apenas han conseguido reducir esta proporción.


El trabajo temporal sí que va al alza


Pese a todo, el campo aragonés de forma temporal sí que genera cada vez más puestos de trabajo, en especial gracias a campañas como la de la fruta -que solo en Aragón da empleo cada año a unas 15.000 personas durante varios meses- o la vendimia. En este 2015 que acaba de terminar, por ejemplo, los datos hasta noviembre recopilados por Uaga dejaban un saldo de más de 60.000 contrataciones, temporales, eso sí, la gran mayoría de ellas y que copan en más de un 70% el cargo de peón agrícola que en su mayoría también son ocupados por trabajadores inmigrantes.


Por contra, el trabajo estable se ha reducido considerablemente en los últimos años, especialmente entre los pequeños productores. Prueba de ello es que los autónomos ligados al sistema agrario en Aragón han pasado de ser 22.500 hace una década a solo 16.240 en la actualidad.

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