La venta de drones se dispara pese a las multas de hasta 225.000 euros por su mal uso

Ha sido el regalo estrella de estas navidades, pero no se pueden usar en zonas urbanas.

ESPAÑA DRONES REFORESTACIÓN
ESPAÑA DRONES REFORESTACIÓN
Cristina Yuste

Ha sido el regalo estrella de estas navidades. La expansión de los drones ha llegado más allá del ámbito profesional, y se ha colado en miles de hogares, también en Aragón, para su uso particular y lúdico. Las jugueterías y tiendas especializadas hablan de un incremento de ventas cercano al 40% de unos aparatos que rondan de media los cien euros de precio.


Sin embargo, el uso que se puede hacer de ellos está generando problemas dadas las restricciones que hoy en día marca la ley. La primera regulación específica sobre drones que se aprobó en España data del verano de 2014, ante los retos que implicaba el auge de este sector. Su creciente utilización en campos como la seguridad, el control de incendios, la fotografía o la filmación aérea lo hizo necesario.


Según las estimaciones de la Comisión Europea, en 2050 el sector habrá generado 150.000 empleos en el viejo continente y obtendrá alrededor de 15.000 millones de euros al año de beneficios.


Como consecuencia, se puso coto al vuelo profesional de los Sistemas de Aviones dirigidos por Control Remoto (RPAS, por sus siglas en inglés), en una restrictiva normativa que controla la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA). Entre otros muchos requisitos, para volar un drone hace falta un permiso especial de este organismo. En la actualidad ha concedido en torno a un millar de licencias en toda España, una veintena de ellas en la comunidad aragonesa.


El problema radica en que esta legislación llegó con la promesa de un reglamento que la desarrollase en profundidad y alcanzase, por ejemplo, el uso lúdico y recreativo por particulares. Algo que todavía se espera año y medio después. Tan solo la AESA emitió unas directrices en las que se recuerda que su mal uso puede derivar en sanciones de hasta 225.000 euros. De hecho, ya se han impuesto las primeras multas.


En concreto, la agencia estipula que para los vuelos recreativos no se pueden superar los 120 metros de altura y el aparato debe estar siempre a la vista. En este caso, “no es necesario ser piloto, pero se debe saber volar con seguridad”, señalan, así como la prohibición de hacerlo durante la noche Además, las mayores restricciones llegan con las zonas donde se pueden utilizar.


“Solo se pueden volar en zonas adecuadas, por ejemplo, zonas de vuelo de aeromodelismo o lugares despoblados”, mientras que queda prohibido “sobre aglomeraciones de personas: parques, playas, conciertos, bodas, manifestaciones, procesiones, etc”, apunta la AESA. Unas directrices que chocan con el uso que se está haciendo en muchas zonas verdes urbanas, lo que está generando preocupación en estamentos policiales aragoneses.


De momento, desde la Policía Local de Zaragoza no se pronuncian al respecto, aunque han recibido consultas sobre cómo deben usarse los drones en la ciudad. De hecho, no es extraño ver alguno de estos aparatos en diferentes parques de la ciudad, algo que está prohibido.


En cuanto a los recintos cerrados, como un pabellón deportivo, no están sujetos a la jurisdicción de AESA, al no formar parte del espacio aéreo. Los titulares de esos recintos pueden decidir si autorizan el vuelo de drones en su interior y en qué condiciones.

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