La falta de lluvia y las atípicas temperaturas ponen en jaque una cosecha de 280 millones

El sector agrario sigue mirando al cielo a la espera de lluvias consistentes. Si el tiempo no mejora entes de Reyes las pérdidas podrían rondar el 50% en muchas comarcas.

Una agricultura en plena labor
Una agricultura en plena labor
Heraldo

Los agricultores aragoneses ya tienen claro que van a pedirle al año nuevo. Lluvia, y a ser posible, un poco más de frío. Las atípicas temperaturas que ha mantenido Aragón y toda España durante el otoño y el comienzo del invierno y la sequía mantenida en casi toda la Comunidad desde hace más de 50 días está haciendo que el sector agrario esté empezando a dar la voz de alarma sobre las consecuencias que el despiste del termómetro puede tener para la cosecha de cereales de invierno.


El asunto no es ni mucho baladí. En Aragón hay más de medio millón de hectáreas con cultivos de cebada, trigo, avena o centeno que habrían tenido que empezar a despuntar hace ya unas semanas. Sin embargo, la falta de lluvias que arrastra la Comunidad desde principios de noviembre ha hecho que no hayan nacido todavía muchos de los campos.


Para hacerse una idea de lo que está en juego, durante el año pasado la producción de estos cultivos en Aragón significaron más de 280 millones de euros, y eso a pesar de que ya se consideró una mala campaña para los cereales de invierno.


“En algunas comarcas, como la de Belchite, estamos hablando de que apenas han nacido el 20% de los terrenos. Las pérdidas están ya prácticamente aseguradas si no llueve en los próximos días, porque el ciclo vegetativo no dará para más”, señala Javier Langa, agricultor de secano en los Monegros y representante de herbáceos de Uaga, que avisa de que muchos productores están contratando más seguros integrales que nunca para prevenir riesgos.


Y a ello se suman además las atípicas temperaturas que hemos tenido durante el mes de diciembre, muy superiores a las habituales en estas fechas, lo que ha hecho que los cultivos donde sí habían empezado a crecer las plantas estas no hayan recibido las habituales heladas de la época invernal, que permite a la planta hibernar su crecimiento externo para que sus raíces profundicen y puedan tener un mejor desarrollo.


“Se dan dos factores que yo en mis 25 años de agricultor no había visto juntos. Hay una parte que no ha nacido por la falta de lluvia, y las que lo han hecho no se van a desarrollar bien por el exceso de calor y también la falta de agua”, señala Langa, quien asevera que este año la campaña va “con mucho retraso” en algunos campos, mientras que en otros se ha acelerado por la ausencia de frío.


Los datos que proporciona la Aemet al respecto son contundentes. En las 18 principales estaciones meteorológicas de la Comunidad se han registrado un 42% menos de precipitaciones desde septiembre que en el mismo periodo del año pasado, y las previsiones para los próximos días no son del todo halagüeñas. “Aragón está participando del déficit de precipitaciones que arrastra toda la península ibérica en los últimos meses. Pese a que puede haber zonas donde llueva ligeramente en los próximos días, no serán grandes episodios”, explica el delegado de Aemet, Rafael Requena, que con respecto a las temperaturas señala que “ha habido una anomalía durante el mes de diciembre con temperaturas por encima de la media, pero el invierno tendrá que llegar en algún momento, eso también está claro”.


Con este panorama es normal que las organizaciones de agricultores hayan empezado a vaticinar una cosecha muy limitada para el 2016, como ya pasara en las dos últimas temporadas. Tanto Asaja como Uaga han coincidido a la hora de presentar sus balances anuales en que la “incertidumbre” meteorológica ha lastrado y puede seguir perjudicando a la producción agraria de la Comunidad.


Y las anomalías también están condicionando el uso de los recursos. De hecho la semana pasada Riegos del Alto Aragón ya anunció un periodo extraordinario de riego de cinco días para asegurar la nascencia de muchos campos y facilitar el desarrollo de las que han crecido más de la cuenta por la ausencia de heladas. En el caso del secano, la situación es incluso más preocupante al no existir esta posibilidad, lo que deja en manos de la meteorología que la cosecha pueda ser fructífera o una de las más reducidas de los últimos años.

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