Obligados por los pactos

Obligados por los pactos
Obligados por los pactos

Ha mudado la política y con ella también han cambiado los resultados. Podemos y Ciudadanos son ya una realidad parlamentaria y el bipartidismo ha sufrido los efectos de esta importante entrada. PP y PSOE descienden en sus números hasta construir un nuevo escenario donde los pactos serán los protagonistas. Acuerdos parlamentarios con varios actores y multiplicación de demandas y exigencias que pueden convertir la búsqueda de la estabilidad en un complejo camino para quien termine por gobernar España los próximos cuatro años.


Esta es la duda y su resolución pasa por descubrir si el futuro Ejecutivo tendrá la solidez suficiente como para aguantar una legislatura completa y si el nuevo tiempo que ahora nace, acompañado de la búsqueda de un obligado entendimiento, traerá aparejado un compromiso mayor ajeno a pretensiones y vaivenes partidistas. Las especulaciones ya han comenzado a correr y los supuestos apoyos expresos se muestran tan exigentes como las abstenciones de cualquiera de las formaciones que habrían de permitir una investidura.


Mariano Rajoy ha ganado las elecciones -no cabe duda, 123 escaños-, pero nunca una victoria resultó tan amarga y cargada de tantos mensajes. La población española ha dejado claro a los populares que su partido tiene que cambiar, renovarse, y que los ejercicios de pública contrición no son suficientes. Una buena parte de los votantes que le concedió su confianza en las pasadas elecciones, aparte de haber migrado hacia Ciudadanos, ha sentenciado que en política las fidelidades no existen y que esta cita electoral llevaba incorporada la obligación de un cambio que no se ha producido. Pese a todo, Rajoy tratará de conseguir la investidura, convencido de que quien gana debe ejercer esa responsabilidad.


Aún es pronto para saber cómo se gestarán los pactos, pero lo que parece evidente es que el líder del PSOE, Pedro Sánchez, tampoco dejará pasar la oportunidad de intentar llegar a la Moncloa. A priori no rechazará esa posibilidad y pese a que en la noche de ayer aseguró que «es a la primera fuerza política a la que le corresponde formar Gobierno», sus 90 escaños y, de forma especial, su mantenimiento como segunda formación, habiendo logrado resistir la irrupción de Podemos, le conceden margen necesario para buscar una investidura, si el PP fracasa. Un modelo para el PSOE que dejaría en manos de Podemos y de los minoritarios la estabilidad de un Ejecutivo socialista que históricamente ha sabido gobernar para su votante de centro izquierda.


La nueva composición de fuerzas describe una supuesta mayor facilidad política para los socialistas a la hora de lograr una mayoría (en especial por las lógicas dificultades del PP para entenderse con los nacionalistas catalanes), aunque tampoco queda claro que todo el partido esté dispuesto a tomar sin mayor debate este camino, pese a los gritos de «presidente, presidente» que ayer pudieron escucharse. El PSOE sabe que un acuerdo con Podemos, aparte de condicionar el mapa autonómico donde gobiernan con el respaldo de la formación de Pablo Iglesias, puede causarles una cierta asfixia política.

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