"La escuela nos paga para educar al último de la clase"

José Luis Corzo Toral, catedrático de Teología.

Corzo Toral, en el Seminario de San Carlos.
Corzo Toral, en el Seminario de San Carlos.
aránzazu navarro

-El salón de actos del Seminario de San Carlos estaba repleto para escuchar a José Luis Corzo Toral.

-Es muy positivo el interés por la fe, por la educación, pilares del ser humano. Y no quito ni una letra. La fe y la educación son esenciales en el ser humano. Lo de menos es que ofreciera la conferencia yo.


-Ha hablado de su libro ‘Don Milani: la palabra a los últimos’. El enunciado lo proclama todo.

-El mensaje de Milani me fascinó desde que lo conocí. Dios, la fe, llegaron a mí mucho antes de viajar a Italia. Entré en las aulas de los Escolapios del barrio de Salamanca de Madrid a los seis años. Salí con 16 para ir al noviciado de Getafe. Me ordené en el 68. Yo nací en 1943. Con 22 años, en 1965, me enviaron a Roma a la Universidad Gregoriana de los jesuitas y pude ver el final del Concilio. Hace unos días, el pasado día 8 de diciembre, se acaban de cumplir 50 años del final del Concilio. Fue importantísimo para la Iglesia.


-¿Por qué se hizo escolapio?

-Porque comparto su ideario.


-Tiene fama de rebelde.

-Rebeldía no es la palabra exacta. Hay que tener cuidado con las palabras...


-Son preciosas las palabras. No identificaríamos nada ni a nadie si no fuera por las palabras...

-Cierto. Y hay palabras que no se deberían usar jamás, como hambre, cuando la mayoría no sabemos más que del apetito. Las palabras son la casa del ser, pero también la cárcel del ser. Hay que tener cuidado con su uso, insisto. Porque igual nos confunde su significado. Por ejemplo, radical.


-No me gusta mucho la palabra radical, la verdad...

-Pues igual está equivocado usted. Radical es quien va a la raíz. Y un radical, en esencia, es amoroso, dialogante, porque se plantea los problemas a fondo. ¿Y sectario?


-Tampoco me agrada el aroma que desprende sectario...

-Sectario es el que sigue a otro, sin más. Paulo Freire prefería radical.


-Nos habíamos quedado con José Luis Corzo en la Italia de finales de los 60.

-Me echaron de una escuela a la afueras de Roma en 1970 y me regalaron ‘Carta a una maestra’. Es un grito contra la selectividad escolar. La escuela nos paga para educar al último en vez de eliminarlo, como yo quería. Ya lo dice Marina: los profesores más preparados deben ir a las escuelas más difíciles. A la chica que me echó de la escuela le debo la vida.


-Y por ese tiempo quedó fascinado con el ideario del sacerdote-maestro italiano Lorenzo Milani.

-Milani era un cura secular de familia judía. Me causó fascinación Milani. La de don Milani no es una propuesta, es una respuesta a la gente al margen. Don Milani significa la palabra a los últimos. Su libro ‘Experiencias pastorales’ fue retirado por el Santo Oficio. Yo lo traduje al español.


-Hoy, usted es uno de los expertos mundiales en Milani.

-Milani fue autor con sus alumnos de la obra ‘Carta a una maestra’, una obra fundamental en la educación contemporánea. El pensamiento de Milani suscitó grandes debates sociales, educativos y eclesiales en la Italia de su época y trascendió a otros países. En la escuela de la pequeña aldea de Barbiana, Milani puso en marcha un movimiento educativo profundamente crítico con los sistemas escolares convencionales que mantienen las desigualdades sociales y limitan el acceso a la educación y a la cultura de las clases desfavorecidas, de los excluidos.


-La Educación (con adecuada mayúscula) también es un elemento esencial en toda campaña electoral, como la que acaba de concluir.

-Milani va mucho más allá de los debates educativos que se pueden plantear en una campaña electoral. Milani no habla de escuela pública, privada o concertada; ni de religión o no en la escuela; ni de educación para la ciudadanía. Milani nos habla de la escuela total con mayúsculas, con didácticas y metodologías propias: la lengua como arma, los idiomas, los viajes, la lectura crítica de la prensa...


-Siempre se etiquetó a Milani como crítico.

-Lo que no puede nunca un cristiano es desprenderse de la razón. No es negativo aplicar el espíritu crítico dentro de la Iglesia.


-Usted también es etiquetado de crítico...

-Soy crítico, pero soy tan católico...

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