El fotógrafo del campo bravo

Alberto Barrios, aficionado a la fotografía y al mundo taurino, ha fotografiado reses de ganaderías de toda España.

Lote de vacas con sus crías en la ganadería Antonio López Gibaja ("Los Baldíos", Oliva de Plasencia, Cáceres).
Lote de vacas con sus crías en la ganadería Antonio López Gibaja ("Los Baldíos", Oliva de Plasencia, Cáceres).
Antonio Barrios

Alberto Barrios, vecino de Alpartir, desde niño comenzó a recorrer los pueblos en fiestas de la vega del Jalón y del Campo de Cariñena de la mano de su abuelo materno, a quien declara "auténtico responsable" de su afición al mundo taurino.


A esto se sumó más tarde el amor por la fotografía y por la paz y el susurro del campo, lo que le ha llevado a recorrer ganaderías de Aragón y de otras comunidades autónomas, buscando la mirada penetrante de las reses, los juegos de luces y sombras y los contrastes del paisaje, siendo siempre el animal bravo, apaciguado en su hábitat, el protagonista de sus capturas.


Toros aliviándose el calor arrojándose tierra, toros que miran fijamente desde un horizonte rocoso, vacas que amamantan a sus crías o juegos de pitones que se entrecruzan entre campos floreados son algunas de las instantáneas de Barrios. "Ver el animal en el campo no tiene comparación con nada para un aficionado; poder verlos tan cerca, esa sensación de respeto llena mucho", comenta.


Desde hace varios años ha recorrido ganaderías de Aragón, Navarra, Cáceres, Andalucía, Salamanca, Madrid y Valencia, algunas de ellas con mucha solera, como la de Victorino Martín, en Portezuelo (Cáceres). "Es uno de los sitios que más me impresionó la primera vez que fui allí hace dos años, es una de las ganaderías más célebres del mundo", dice el aficionado.


Generalmente vaqueros y mayorales le acompañan en sus incursiones para acercarse hasta los animales. "Si están acostumbrados a la presencia del hombre te puedes acercar bastante, otra cosa es si han tenido crías o están en época de parición, porque ahí si tienes que tener más precauciones, las madres tienen el instinto defensivo y tienes que tener un poco más de cuidado, no hacer movimientos raros, a veces hablarles para que se familiaricen", explica el fotógrafo, quien reconoce que, al menos hasta ahora, no ha tenido ningún susto. "Alguna vez ha habido alguna intención de algún animal por instinto defensivo, pero se ha quedado ahí", dice.Paciencia y silencio

Mucha paciencia y momentos de soledad, saber anteponerse a las acciones de las reses y guardar silencio son de entrada las reglas para que la jornada regale alguna buena foto. "Al final tienes que tratar de integrarte al máximo en su entorno sin molestar, que no sientan que eres un peligro para ellas", explica este aficionado.


Entre las imágenes que recuerda con más cariño, la de un becerro dormido que capturó en la finca 'El Prao', de Rafael Alarcón Sánchez, en Pastriz. "Inspira mucha ternura; iba en el coche con el mayoral de la ganadería y, como no estaba la madre, me senté en el suelo y pude fotografiarle", recuerda.


Barrios sostiene que es en el campo donde se ve el porte, la prestancia y la nobleza de muchos animales. "Aquí se ven muchas reacciones y comportamientos, y se intuyen muchas cosas que luego el animal demuestra en la plaza en cuanto a nobleza y docilidad", explica.En redes sociales

Illueca es el último de los pueblos en los que se han podido ver sus imágenes en exposición, aunque es sus perfiles de Instagram, Twitter (@Bravoynatural ) y Facebook es donde va subiendo regularmente sus mejores capturas y ya cuenta con un buen número de seguidores.


Para el próximo año prepara nuevas exposiciones, y en breve, se activará la web bravoynatural.com con imágenes y textos sobre el mundo del toro. "La idea es que sea una información a modo de educación, una muestra para que aficionados y no aficionados se acerquen un poco más al campo bravo, estoy seguro de que les enamorará", sostiene.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión