Aragón cuenta con el territorio más propicio para el cultivo de la trufa
El CITA ha elaborado un mapa de la trufa para informar a los particulares interesados.
Aragón es la comunidad autónoma española y una de las regiones del mundo con mayor cantidad de terreno propicio para el cultivo de la trufa negra, que se concentra en la mitad oriental de España, el sur de Francia e Italia, dadas las especiales exigencias que requiere respecto al clima o al suelo.
Estos datos vienen avalados por los estudios que se vienen realizando y para los que, en esta ocasión, el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) y la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ) se han centrado en las comarcas de Calatayud y Campo de Daroca, tras fijarse anteriormente en Tarazona y el Moncayo y Campo de Borja.
Para ello, han elaborado un mapa de la trufa como herramienta para la administración y para particulares interesados en invertir.
Según el profesor universitario Juan José Barriuso, Aragón cuenta con hasta 20.000 hectáreas con un clima y suelo aptos para la trufa, si bien ha apuntado que se trata de un cultivo caro y que requiere de una amplia inversión de capital.
Sin embargo, este cultivo crece actualmente a un ritmo de 230 hectáreas anuales y ahora cuenta con 8.000 hectáreas, de las que entre un 40 y un 50 por ciento están produciendo a pleno rendimiento, y con 650 truficultores, animados por los buenos resultados cosechados en las provincias de Teruel y Castellón.
El clima fresco y con tormentas de verano, los suelos pedregosos, las parcelas pequeñas y difíciles de mecanizar y un uso del terreno de procedencia mayoritariamente agrícola son algunas de las condiciones óptimas para el desarrollo de este preciado hongo.
Para el director general del CITA, Juan Antonio Domínguez, la producción trufícola ha demostrado ser un ejemplo de transferencia tecnológica en los últimos 15 años, así como un cultivo estratégico para crear rentas en zonas despobladas o con dificultades para ciertos cultivos que además se adecúa a las realidades medioambientales, permite crear economías de escala o desarrollar conceptos como los de marca y calidad.
Además, ha apuntado que, aunque va dirigida principalmente al mercado francés, el hecho de que la demanda sea mucho mayor que la oferta y que solo pueda cultivarse en lugares muy concretos propicia su alto precio, si bien ha avisado de la necesidad de no permitir, en el medio plazo, que un exceso de oferta desencadene una burbuja de precios.
