"No denuncié los malos tratos de mi marido en 53 años por el pánico que le tenía"

Juzgan a un hombre de 80 años por haber intentado matar presuntamente
a su mujer golpeándola cuando dormía. Las acusaciones piden hasta 10 años de cárcel por tentativa de asesinato.

La educación que recibió le inculcó muy hondo que cuando una mujer se casaba debía soportar lo que le tocara. Tanto, que estuvo 53 años aguantando el carácter agresivo de su marido y los malos tratos de "palabra" y "obra" que le infligía. Ese clima violento envolvió su relación desde el principio y el miedo que le tenía hizo que no se separara de él. Así lo declaró ayer en la Audiencia Provincial de Zaragoza Josefa B., de 79 años, y lo corroboraron tanto una de sus hijas como las psicólogas forenses que la examinaron poco después de que su marido, Jesús Escudero, de 80 años, intentara acabar con su vida mientras dormía.


"La convivencia era mala. Venía a comer cuando quería y si llegaba enfadado aventaba la comida por el váter. A veces me cogía por el cuello, me llevaba hacia la terraza y me decía que me iba a tirar por ella. Otras me arrastraba por el suelo", declaró. Al preguntarle por qué durante más de cincuenta años no lo denunció respondió: "Por el pánico que le tenía".


Josefa B. explicó al tribunal que había intentado separarse en 2003 e incluso consiguió que delante de un abogado firmara que a partir de entonces iba a "cambiar". Pero como ocurre con la inmensa mayoría de los maltratadores no fue así. La tensión y la mala relación continuó e incluso se agravó porque ella tuvo problemas de salud que limitaron su vida.


"Yo, por las enfermedades, he cambiado. Pero él ha conservado su figura y su juventud y no es que no quisiera pasear conmigo, es que le daba vergüenza", manifestó. Uno de los problemas de salud más graves que ha tenido, además de un accidente de coche que le afectó a la cadera y la espalda, fue un aneurisma cerebral que padeció en 2014.


A finales de enero, Josefa B. vio a su marido caminar de la mano con otra mujer por la calle y lejos de molestarse, lo tomó como una ocasión para separarse: "Yo iba con mi hermana. Lo vi en el Coso. Le toqué con el bastón, se volvió y contestó ‘adiós pareja’. En ese instante no le reproché nada, pero al llegar a casa le dije: ahora sí que me vas a dar la separación".


El día 26, ella había hecho la comida y le dijo a su marido que tenía que adecuarse a los horarios. "Me contestó que a él nadie le pone ataduras", recordó. Esa mañana él le preguntó en qué lado de la cabeza había sufrido el aneurisma. Josefa B. comió y se fue a su habitación a echarse una siesta. Jesús Escudero llegó después con comida preparada que había comprado. Lo que ocurrió a partir de ese momento cambia según quien cuenta la historia.

"Te mato y luego me mato yo"

"Me desperté porque sentí unos porrazos tremendos en la cara, en la frente y en la cabeza. Me incorporé, me apoyé en la pared y grité. Me puso una almohada en la cara y empezó a apretar con todas sus fuerzas. Él tenía una pierna apoyada en el suelo y la rodilla en el colchón. Sus palabras eran “te mato y luego yo me tiro por la ventana”. Sentía que los brazos se me quedaban sin fuerzas. Logré gritar otra vez pidiendo auxilio y entonces sonó el timbre de la puerta", relató.


Jesús Escudero, por su parte, declaró: "Entré a su habitación y la llamé varias veces. Me acerqué y le toqué la cara con un calcetín. Lógicamente, ella se debió asustar porque se puso a gritar, histérica. Cogí una almohada y se la puse en la boca, pero solo unos segundos, porque chillaba y en casa no estamos acostumbrados a esos gritos. Le cogí la cara con las manos pero para decirle Fina, por favor, yo lo que quiero es hablar contigo".


La llamada del vecino fue providencial, pues hizo que saliera a abrir la puerta y la mujer escapara. "Tenía la cara tumefacta", dijo el vecino y unas lesiones "traumáticas muy intensas", según los forenses, hechas con un objeto compatible con un calcetín relleno con piedras. El acusado insistió en que lo que pretendía era "salvar" su matrimonio y plantear a su mujer ir juntos a un balneario. "Mi señora es una bella persona", declaró.


Para la fiscal y la acusación particular, ejercida por Olga Oseira, estos hechos constituyen un delito de asesinato en grado de tentativa, puesto que si no logró matarla fue por la llamada del vecino. Para la defensa, a cargo de Noemí González, es autor, como mucho, de un delito de malos tratos y expuso que tuvo todos los medios para matarla y no lo hizo porque no era su intención. El acusado ha pagado 4.990 euros para reparar el daño.

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