La crónica periodística de sucesos y tribunales es la historia de la maldad humana y tiene que dar cuenta demasiadas veces de la violencia contra las mujeres. Pero también describe la lucha para que los crímenes no queden impunes. El reciente esclarecimiento del asesinato de la joven Eva Blanco, cometido en Algete en 1997, ha resaltado el incansable trabajo de los investigadores. Su perseverancia, unida a los avances científicos, dio resultado. Los padres de Eva han tenido el consuelo que no tuvieron, en su día, los de Mercedes Lázaro o Eva María Aznárez. En los últimos tres años, el grupo de Homicidios de Zaragoza se ha empleado a fondo para que se haga justicia en otro caso terrible. Los policías han concluido que Pilar Cebrián, una vecina de Ricla que había decidido separarse de un marido que la trataba como a un objeto de su propiedad, fue asesinada y descuartizada por este. Los forenses acudieron la semana pasada a la sala con pruebas sustanciales. Y el jefe del grupo de Homicidios desmontó una a una las explicaciones del presunto descuartizador. Este empeño por impedir que un crimen machista quede impune es la cara esperanzadora de la crónica negra.