Rivera e Iglesias coinciden en descartar su voto por Rajoy o por Sánchez en la investidura

Ambos candidatos dicen que pasarán a la oposición si no ganan las próximas elecciones. No concretan nada sobre su posible abstención para facilitar un gobierno con mayoría simple.

Albert Rivera y Pablo Iglesias.
Rivera e Iglesias coinciden en descartar su voto por Rajoy o por Sánchez en la investidura
Efe

Albert Rivera y Pablo Iglesias discrepan en muchas cosas, pero comparten la estrategia para el día después de las elecciones del 20 de diciembre. Los candidatos de Ciudadanos y Podemos aseguran que sus diputados no apoyarán en la investidura ni al candidato del PP, Mariano Rajoy, ni al del PSOE, Pedro Sánchez. Es más, se preguntan si los que hoy son presidente del Gobierno y líder de la oposición les apoyarían a ellos si ganan las elecciones.


Los llamados, según la mayoría de las encuestas, a ser partidos bisagra en la próxima legislatura no quieren desempeñar ese papel. Rivera dice incluso que no es descabellado que Ciudadanos gane las elecciones y da casi por sentado que arrebatarán la segunda plaza a los socialistas. Iglesias no es tan osado en su análisis y se limita a decir que Podemos sale a ganar los comicios. Pero de no ser así, ambos comparten que no darán su apoyo en la investidura al ganador de las elecciones, sea Rajoy o Sánchez. Tampoco, al menos eso es lo que dicen, llegarán a un acuerdo para la investidura y mucho menos de legislatura. Pasarán a la oposición.


Nada dicen sin embargo de la abstención. La Constitución establece que en la primera votación se requiere la mayoría absoluta del Congreso para ser investido presidente del Gobierno, pero en las siguientes es suficiente la mayoría simple.


Lejos del PP y el PSOE


En ese escenario, la abstención puede facilitar la investidura de un candidato siempre que sus apoyos superen a los votos en contra. Con la excepción de algún sondeo privado, la mayoría de las encuestas, incluida la última del CIS que es la que tiene una muestra mayor, apuntan que el PP ganará los comicios legislativos seguido del PSOE, con Ciudadanos en tercera posición, pero lejos de los dos grandes, y Podemos sería la cuarta fuerza. Detalle que hoy recordó el vicesecretario y portavoz de los populares, Pablo Casado, para desdeñar las cábalas de los dos partidos emergentes sobre la investidura.


La preocupación del PP es obtener una ventaja suficiente sobre los socialistas para impedir un acuerdo de Sánchez con Podemos, pero también con Ciudadanos, para no privar a Mariano Rajoy de la reelección.


El objetivo, señaló Casado, es «tener la distancia suficiente con el segundo para que no haya dudas o posibilidades de pactos postelectorales» que sumen más diputados que los que obtenga el PP. El fantasma portugués, donde una alianza de la izquierda ha impedido que el conservador Pedro Passos Coelho gobierne pese a ser el más votado, planea sobre los despachos de la sede del PP en la calle Génova de Madrid.


Los populares además no descartan, a pesar de las reticencias de ahora, un apoyo de Ciudadanos a la investidura de Rajoy. «Eso habrá que verlo el día después de las elecciones», apuntó el portavoz del PP.


Rivera, sin embargo, ha puesto en duda muchas veces ese respaldo porque el presidente del Gobierno está lastrado por los casos de corrupción en su partido. En el caso de Sánchez, el líder de Ciudadanos cree que puede dar el ‘sorpasso’ al PSOE y las ayudas tendrían que ser a la inversa.


«Dos únicas alternativas»


Un escenario impensable para los socialistas, que ayer mismo emplazaron a Rivera a que diga a quién van a dar su voto después de las elecciones porque Rajoy y Sánchez «son las dos únicas alternativas de gobierno», en palabras del número dos del PSOE andaluz, Juan Cornejo.


Tanto el PP como los socialistas consideran que el diseño de campaña que ha hecho Ciudadanos es un signo de que en realidad aspira a ser la tercera fuerza. El partido naranja centrará sus dos semanas de mítines en Cataluña, Madrid, Andalucía y Comunidad Valenciana, los territorios que aportan más diputados al Congreso, señal de que desisten de tener representación, o que sea mínima, en más de la mitad del país.


En las filas del PSOE, sin embargo, hay preocupación porque empieza a asentarse en los sondeos la posibilidad de verse desbancados en votos por el partido naranja, aunque mantendrían la segunda posición en número de escaños. En este escenario, dicen en el PSOE, su candidato no tendría ninguna baza que jugar para llegar a la Moncloa, y Rajoy tendría asegurado un nuevo mandato de cuatro años.


Aunque Sánchez insiste una y otra vez que solo necesita «un voto más que Rajoy» para gobernar, en su partido creen que aún con una derrota si es por un margen «razonable» podrían alcanzar acuerdos con Ciudadanos o Podemos para llevar a su secretario general a la Moncloa. El presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, pone el listón en obtener al menos el 25% de los votos, un objetivo que parece al alcance de la mano según constatan las encuestas a un mes de las votaciones.


Lo que ha desaparecido en el PSOE es el temor a perder la hegemonía de la izquierda en favor en Podemos, algo que apuntaban los estudios de opinión hace menos de un año. Si bien la formación que lidera Pablo Iglesias ha experimentado una mejoría en las últimas semanas, que vaya a ser la cuarta fuerza no parece que esté en discusión, según los análisis de los socialistas, conclusión con la que coinciden los populares.

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