El aragonés que pone al día a su mujer a través de esquelas

José Luis Casaus, natural de El Buste, Zaragoza, lleva 21 años escribiendo esquelas a su mujer dónde le cuenta cómo avanza la vida de sus hijos.

José Luis Casaus nació en 1952 en el pequeño municipio de El Buste, a medio camino entre Borja y Tarazona.
José Luis Casaus nació en 1952 en el pequeño municipio de El Buste, a medio camino entre Borja y Tarazona.
José Luis Casaus

José Luis Casaus nació en 1952 en el pequeño municipio de El Buste, a medio camino entre Borja y Tarazona. Desde muy pequeño fue internado en la Sagrada Familia de Tarazona. Posteriormente vivió en Zaragoza, Barcelona, Moscú y Madrid. Con su vida laboral centrada en la banca, tuvo pequeñas incursiones en el mundo de la política, gracias a la cual viajó a Líbano, donde conoció a Elena Lupiáñez. Yuri y Boris nacieron fruto de la relación entre ambos. Sin embargo, Elena falleció a los pocos años del nacimiento de estos gemelos. Desde hace 21 años, José Luis dedica una esquela a la madre de sus hijos en la que le cuenta cómo avanza la vida de sus vástagos.




Elena Lupiáñez protagoniza cada año un pequeño espacio en la sección de esquelas del periódico El País, ella formó parte del grupo fundador de este periódico. Su protagonismo se debe al recuerdo de un marido que no se olvida cada año de contarle en un pequeño mensaje cómo les va la vida a sus hijos para honrar su ausencia. “A toda madre le gusta saber cómo avanza la vida de sus hijos, profesión, novias, e incluso, asuntos sexuales. Lo hago porque creo que se lo debo”, explica José Luis.


Todo comenzó en el Líbano, ambos se encontraban por asuntos profesionales y coincidieron un día en el que ella no le prestó mucha atención. “La primera vez me mandó a la mierda porque no creía que fuera español de verdad”, recuerda entre risas José Luis. Un tiempo después regresó y localizó a Elena, y todo sucedió muy rápido. Sin embargo, su historia de amor fue corta debido a una enfermedad que supuso la muerte de ella: “Pasamos muy poco tiempo juntos, nos dio tiempo a tener hijos y poco más. Es muy duro quedarse viudo con dos bebés y que ellos apenas tengan recuerdos de su madre”.


Para José Luis, escribir una esquela cada 21 de marzo representa una forma de demostrarle a ella y a sí mismo que ha podido sacar adelante él solo a sus hijos: “Se da por hecho que una mujer es capaz de sacarlos adelante sola, si ella puede, yo también. Se lo debía”.


Boris y Yuri, nombres que recibieron al ser concebidos en Leningrado, recuerdan a su madre gracias a las fotos que José Luis conserva. “Es un golpe muy duro para dos niños tan pequeños perder a su madre”. Sin embargo, desde hace 21 años, juntos redactan la esquela que ese año servirá para contar los avances en sus vidas: “Antes no existía Twitter, las esquelas son parecidas, pequeños mensajes en los que contarles cómo están”.


José Luis describe a Elena como una persona seria y con una personalidad contraria a la extravagancia que a él le caracteriza. Las esquelas son una “mamarrachada, pero seguro que le harían reír”, ironiza Casaus.


A pesar de este pensamiento son cada vez más los seguidores que esperan cada año la nueva entrega de esta historia. “Al principio las leían los propios compañeros del trabajo de Elena. Un día alguien mandó una carta a la redacción para interesarse por mí, J.L Casaus, y las esquelas”. Son muchos los que se han hecho eco de esta historia en internet, donde existen varios blogs que dedican entradas a las esquelas de Elenita, Boris y Yuri.


José Luis seguirá contando la historia de sus hijos hasta que ellos mismos se cansen puesto que son los protagonistas. Así, cada marzo, una nueva entrega pondrá de manifiesto la ausencia de una madre que no puedo ver crecer a sus hijos.

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