Los "tontos del bulo" se juegan un año a la sombra

Masacres como la de París despiertan el 'ingenio' de los bromistas. También en Zaragoza.

Imagen que corrió por las redes sociales junto a un falso aviso de bomba en el Pilar
Imagen que corrió por las redes sociales junto a un falso aviso de bomba en el Pilar

El miedo aparejado a un atentado terrorista como el de París es la infame herramienta de la que se sirven los más graciosos del lugar para sembrar el desconcierto. Ocurre siempre que hay alarma social y Zaragoza es ejemplo de ello, ya que en los dos últimos días han corrido por las redes sociales y por la ciudad bulos que ponían la capital aragonesa como objetivo del Daesh.


Desde primera hora del domingo han sido recurrentes las cadenas de Whatsapp con informaciones del todo delirantes: "Aviso urgente, no salgan de sus casas bajo ningún concepto, mañana el Ejército español saldrá a las calles, ya hay terroristas...", "Cuidado con el centro comercial, la Guardia Civil avisa de un posible atentado", "La Policía investiga la colocación de una bomba en el Santiago Bernabéu, el Nou Camp y otros grandes estadios" o "Me avisa un amigo policía que evite las zonas concurridas"...


La capital aragonesa también ha tenido su ración. Delegación de Gobierno y la Policía Nacional han tenido noticia de, al menos, dos supuestos avisos de bomba en la basílica del Pilar y de más casos falsos en centros educativos y otros espacios de especial tránsito. Todo mentira, obra de los personajillos, por llamarlos de algún modo, que los responsables de comunicación de la Guardia Civil han tenido a bien bautizar como "tontos del bulo".


El sobrenombre les va como anillo al dedo, pero hay más recorrido detrás de ellos que la simple tontería. La psicóloga zaragozana Pilar Cebrián, experta en terapia cognitiva conductual, dibuja el perfil de quien decide iniciar una macabra cadena o levantar el teléfono para dar un aviso cargado de mala fe a las autoridades: "Se trata claramente de una llamada de atención de gente con una autoestima muy baja, con carencias de todo tipo".


La experta ahonda en las características personales de quien busca aterrorizar a sus vecinos con la única satisfacción de reforzar el concepto que tiene de sí mismo: "Son personas sin ningún carisma, que no logran llamar la atención de los demás, que no destacan por nada. Es gente cobarde, porque pretende hacer daño pero sin dar la cara, con cero empatía y un nivel de crueldad brutal".


"No se trata -añade Cebrián- de psicópatas. Sino, quizá, de personas con problemas psicológicos y cuyo único interés consiste en que su acción tenga eco en los medios de comunicación para darse relevancia y compensar su absoluto déficit de habilidades sociales".


Penas de cárcel


El artículo 561 del Código Penal recoge castigos muy severos para quienes quieren reírse a costa del miedo de los demás. En función de la movilización que consiga el chancero de turno, puede desde tener que abonar una fuerte multa hasta enfrentarse a penas de un año de prisión si sus actos obligan a desplegar a los Tedax.


Graciosetes digitales


Los graciosetes ahora son digitales. "Antes se estilaba más la llamada desde la cabina a una institución, medio de comunicación o a las comisarías, pero ahora estas personas saben que tenemos medios para localizar las llamadas, aunque sean ocultas, y pretenden generar bulos a través de internet y servicios de mensajería telefónica", indican fuentes del Cuerpo Nacional de Policía en Zaragoza.


"Ayer, por ejemplo, había varios agentes de Policía alojados en un céntrico hotel, cercano a la plaza del Pilar, y varios furgones estacionados (como aparece en la imagen que ilustra esta información). Hubo vecinos que los vieron, empezaron a montarse su propia historia y al final se generó un rumor que era totalmente falso", aseguran desde la Policía. En realidad, se trataba de agentes de la UIP de Valladolid que realizan una doble función: control de fronteras y prevención de posibles incidentes en la zona de Cataluña. En el momento de ser tomada la foto, los agentes estaban abandonando el recinto hotelero para regresar a la ciudad castellanoleonesa, de ahí el 'convoy' de furgonetas.


"Lo que tiene que hacer el ciudadano es mantener la calma, ser escéptico ante informaciones tan extrañas que surgen en las redes sociales y confiar únicamente en los medios, que contrastan , o los canales oficiales de comunicación", comentan estas mismas fuentes.


El protocolo policial en estos casos es muy estricto y solo se procede al desalojo en caso de que tener evidencias de un atentado. "Por eso es importante mantener la calma y confiar en los agentes, evitando que cunda el pánico injustificado y no desalojando a la ligera instalaciones en las que se concentren muchas personas".

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