Gran despliegue patriótico de Marruecos en el Sahara en el 40 aniversario de la Marcha Verde

El Aaiún conmemora la descolonización de España sin que el nacionalismo saharaui se haya hecho visible en las calles. Solo tres edificios simbolizan la antigua presencia española.

40 aniversario de la Marcha Verde.
40 aniversario de la Marcha Verde.

Marruecos hizo ayer un contundente despliegue patriótico en las calles de El Aaiún, la capital del Sahara Occidental, en la conmemoración del 40 aniversario de la Marcha Verde, que culminó anoche con la visita del rey Mohamed VI.


El nacionalismo saharaui se hizo invisible ayer en las calles de El Aaiún, posiblemente intimidado ante la presencia policial sin precedentes incluso para parámetros locales, según los vecinos de la ciudad. "No estamos locos. Nos comerían si saliéramos a la calle", dice el joven saharaui Jairalá, que se declara simpatizante del Frente Polisario y que duda de la sinceridad de los miles de civiles que ayer invadían las principales avenidas de El Aaiún con banderas de Marruecos y fotografías del rey.


El aniversario de la Marcha Verde, que se cumplió ayer, supuso la entrada de 350.000 civiles marroquíes en el Sahara, entonces colonia española, para forzar la salida del Ejército español días antes de la muerte de Franco. "No quiero hacer la guerra a España", dijo el 5 de noviembre de 1975 el rey Hasán II de Marruecos, en un discurso en el que animó a soldados y voluntarios a confraternizar con los españoles que encontraran en su marcha por el Sahara. Al día siguiente, miles de marroquíes cruzaron la frontera hasta los muros defensivos del Ejército español, blandiendo banderas verdes del islam y portando retratos del monarca.


Hasán II había anunciado el 16 de octubre una marcha sobre el Sahara Occidental, que llamó la Marcha Verde, mientras que en España se aceleraba la descomposición del régimen franquista.


En las altas instancias políticas del Estado español se estaba ya planificando el cambio político, tras 40 años de dictadura, mientras crecía la tensión entre los sectores próximos al régimen y quienes esperaban dar el salto hacia la democracia. Dada la persistente gravedad de la salud de Franco, el 31 de octubre el príncipe Juan Carlos de Borbón asumió interinamente la jefatura del Estado.Autodeterminación

España estaba comprometida con la autodeterminación del Sahara, desde la declaración de intenciones de agosto de 1973. Para impedirlo, desde Rabat se pidió al Tribunal Internacional de La Haya un dictamen sobre sus derechos y soberanía en esos territorios. El tribunal de La Haya publicó un acta en la que dictaminó que de los "vínculos jurídicos de vasallaje" de las antiguas tribus saharauis con el sultán de Marruecos, no se derivaban derechos de soberanía marroquí.


Sin embargo, el rey Hasán II llevó a cabo una interpretación favorable a sus reclamaciones y convocó, ese mismo día, una marcha civil sobre los territorios del Sahara Occidental español, lo que suponía un desafío para España y la ONU.


Cuatro días después, las Cortes españolas convalidaron los acuerdos mediante la Ley de Descolonización del Sahara Occidental, que se publicó en el BOE el 20 de noviembre, fecha de la muerte del general Franco. El 20 de diciembre, los últimos soldados españoles abandonaron el territorio del Sahara y dos meses después, el 27 de febrero, España dejó definitivamente el Sahara.


Hoy en día el casino, un colegio y una iglesia son los tres edificios emblemáticos a los que ha quedado reducida la presencia española en El Aaiún. Los tres edificios tienen ahora usos distintos o devaluados con respecto a lo que llegaron a ser en la época de esplendor, cuando vivían en el Sahara 30.000 españoles (la mayoría en El Aaiún) junto a 74.000 saharauis. De los tres edificios se adueñó Marruecos y reprodujo los mismos usos, cambiando las banderas.


Y lo más importante y todavía desconocido: quedan en el Sahara entre 12.000 y 15.000 nacionales españoles, todos saharauis de origen y que accedieron a la nacionalidad española durante la colonización. Hoy viven en su mayor parte a caballo entre Canarias y el Sahara, seguros de legar a sus hijos uno de los bienes más preciados en estas tierras: un pasaporte rojo con entrada en el espacio europeo Schengen.

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