Las visitas al cementerio se suceden de forma "escalonada" por el puente
La festividad de Todos los Santos se vivió sin aglomeraciones en las tres capitales aragonesas. En Zaragoza, se espera que hayan pasado por el complejo funerario 350.000 personas en estos tres días.
El hecho de que el día de Todos los Santos cayese en domingo, con el sábado por delante y un lunes festivo detrás, hizo que los cementerios de las tres capitales aragonesas estuviesen concurridos, pero no abarrotados, lo que redundó en que el acceso fuese fluido en todo momento, según señalaron fuentes de la Policía Local y responsables de los servicios públicos.
"Ha habido una afluencia sin agobios y un tráfico tranquilo y sin atascos, no ha hecho falta ni habilitar un carril específico para el autobús", detallaba la Policía Local de Zaragoza. Un inspector de Auzsa que vigilaba el fin de líneas junto al complejo funerario de Torrero corroboraba que, aunque se notaba que los buses iban ayer más ocupados que el sábado, todo estaba transcurriendo "muy bien, la verdad".
En Teruel, fuentes policiales apuntaron que el puente estaba favoreciendo "una afluencia escalonada" y señalaron que había funcionado muy bien la zona de aparcamiento habilitada en una explanada para facilitar a los vecinos dejar el coche cerca del camposanto.
La llegada a los cementerios de Huesca también fue escalonada. Los oscenses empezaron a acercarse al municipal a primera hora de la mañana y, aunque muchos eligieron el coche particular para desplazarse hasta el recinto (en la carretera de Zaragoza), también fueron bastantes los que optaron por el autobús urbano.
El servicio se reforzó para atender a los viajeros y la línea C3, la única en funcionamiento, realizó 14 viajes desde las 10.30 a las 22.30. Además, las condiciones atmosféricas favorecieron que algunas personas se acercaran hasta allí caminando.
Junto al arzobispo, recorrió ayer el cementerio una representación del Ayuntamiento, formada por Pablo Muñoz (concejal de Urbanismo, de ZEC), Sebastián Contín (concejal del PP) y Marta Aparicio (concejal del PSOE). Los ediles se turnaron para depositar coronas de flores en varios monumentos, a veces acompañados por algunos de los 50 voluntarios desplegados para ayudar a los ciudadanos, como Ana Lidia de Castro y Mª Carmen Santafé, que compartieron el homenaje a sus compañeros fallecidos con el concejal de Urbanismo.
En Huesca, el obispo, Julián Ruiz, ofició una misa en la capilla a la que asistieron representantes del Consistorio con el alcalde Luis Felipe a la cabeza y fieles que a las 11.00 ya estaban en el cementerio.
Las escaleras ayudaron a llegar hasta los nichos de más altura para depositar flores, limpiar o colocar los adornos. La actividad era intensa en la zona más moderna, aunque en el espacio destinado a los enterramientos también se podían ver muchos ramos. La comitiva del Ayuntamiento dejó una corona en el monolito a los caídos y visitó las tumbas de los alcaldes y concejales constitucionales de la II República fusilados en 1936. Como cada año, se llevaron flores a las tumbas de Ángel García Hernández y Fermín Galán, que protagonizaron la sublevación de Jaca en 1930, y se lanzaron pétalos de rosa sobre el osario.
En el cementerio de las Mártires, el alcalde y varios concejales recibieron a la representación de Ejea de los Caballeros, con el edil Sergio Pérez (PSOE) y miembros de la ejecutiva socialista de la localidad, para colocar flores en el monolito que recuerda a los republicanos de Huesca, Ejea y Sádaba fusilados en 1848 en la capital oscense tras alzarse contra el Gobierno.
En la puerta de acceso al cementerio antiguo, la actividad de los floristas ambulantes ayer era "flojica". Mª Carmen Santos, de Flores Larena, se lamentaba de que estaban teniendo que vender el género "más barato de lo que ha costado". Lo atribuía también al cambio de ubicación de los puestos hecho por el Ayuntamiento hace dos años (antes estaban en Avenida de América) y señalaba que "se debería pedir la licencia fiscal de venta de flores, porque ahora vende todo el mundo".