En 2011, Carlos Larraz y Toño Escartín, dos jóvenes oscenses, tuvieron una idea. Aunque esta no fuera tan glamurosa como las historias que se cuentan sobre los garajes de Silicon Valley. “Un amigo nuestro solía encargar de vez en cuando algún disfraz a Estados Unidos, donde hay una cultura de carnavales y Halloween mucho más asentada que aquí. Buscamos qué oferta había desde España, y nos dimos cuenta de que había un vacío importante”, explica Larraz, CEO de la compañía.

Así nació Funidelia, una empresa que en la actualidad cuenta con unos 40 empleados dedicados a gestionar los pedidos y las webs que mantienen en catorce países europeos. Suecia y Dinamarca han sido los últimos en unirse a una lista que ha ido creciendo exponencialmente hasta el punto de que en la actualidad España no acapara ni el 50% de su actividad.

Ahora, con la empresa totalmente consolidada y en continuo crecimiento, su departamento de logística estaba despachando la semana pasada una media de 2.000 pedidos diarios en los días anteriores a Halloween. “Actualmente tenemos unas 25.000 referencias de disfraces y artículos colgadas en nuestra web, y cada día ampliamos el catálogo”, explica.

Pero detrás de la historia de Funidelia hay largas horas de trabajo y planificación. “Nosotros empezamos siendo dos personas que vimos que había oportunidad de negocio, y creamos Funidelia con un plan de negocio muy claro y unas metas por delante que queríamos cumplir”, explica Larraz. Y el plan surtió efecto. A los seis meses tuvieron que trasladar sus oficinas a Walqa, y desde hace año y medio mudaron sus oficinas a Zaragoza y externalizaron la logística después de que, con el paso del tiempo, su idea recibiera el apoyo de algunos fondos de inversión dedicados a potenciar startups.

Hace algo más de un año fundaron también una nueva plataforma llamada Funizone dedicada a la distribución a tiendas físicas. Es la única pata que une a la compañía con el mundo 'offline', lo que da muestra de la potencialidad que tiene el mercado virtual desde cualquier parte del mundo.

“Es indudable que el 'e-commerce' tiene aún muchísimo recorrido tanto en Aragón como en toda España. Han surgido empresas y propuestas muy buenas pero seguimos estando relativamente en pañales comparado con otros focos como Estados Unidos o, sin salir de Europa, Alemania, donde existen compañías muy fuertes que a la vez han servido de semillero de profesionales que luego crean nuevas iniciativas”, opina Larraz, que cree que aunque Aragón está bien posicionado en el mercado, falta aún que las mejores propuestas tengan más visibilidad y que, en definitiva, se reconozca la capacidad de un sector que crece cada día.