Cómo un gobierno pudo arruinar a los criadores de visones... Y otros fracasos
Figuras de distintos sectores compartieron sus tropiezos en la primera FuckUp Night de Zaragoza.
"Hay tres tipos de personas: las que han fracasado, las que fracasarán y las que mienten". Sobre este axioma se asienta todo lo que rodea a las FuckUp Nights, un tipo de evento en el que participan cada mes 100.000 personas de 45 países y que este miércoles celebró su primera edición en Zaragoza.
Las FuckUp Nights son veladas dedicadas al fracaso. Nacen como contrapunto al positivismo naif o ingenuo de las manidas charlas a emprendedores y anoche el salón de Marengo Bar & Deli acogió la primera experiencia de este tipo en la ciudad. El objetivo: redundar en la idea de que de los errores se aprende.
Tres figuras con grandes trayectorias a sus espaldas reconocieron sus errores y expusieron sin complejos sus mayores batacazos ante medio centenar de personas.
De lácteos, camiones y visones
Fernando Blasco, vicepresidente de SECOT, fue el ponente que más sonrisas arrancó mientras recordaba cómo los intereses comerciales del régimen franquista le arruinaron el negocio. Allá por los años 60 descubrió en Francia lo valorada que era la piel de los visones y ni corto ni perezoso saltó a la piscina y montó una granja de visones en el Pirineo. Él y sus socios ganaban tanto dinero que no se lo creían. Según cuenta, invertían 400 pesetas en criar cada animal y vendían cada piel por 10.000.
Nadie se paró a prever lo imprevisible porque nadie se esperaba que el régimen franquista retomase el contacto con Rusia y plantase una agencia comercial en Moscú. "A raíz de eso España vendió a los rusos muchos camiones Barreiros -recuerda Blasco-, y Rusia vendió a los peleteros españoles muchos visones a 200 pesetas. Los peleteros salieron muy beneficiados, yo totalmente arruinado".
De los errores se aprende y a raíz de ese traspiés Blasco ha aplicado el método ARCPC en todas sus aventuras empresariales: Análisis de riesgos y control de puntos críticos. "Analizar e imaginar todos los riesgos posibles a corto, medio y largo plazo y controlar continuamente las cosas que pueden salir mal", concluye Fernando.
Fracasar sí, fracasado no
El bilbaíno Francisco Lara compartió con los asistentes cómo cayó desde lo más alto de la noche a la mañana y cómo sobrevivió gracias a los consejos de su bisabuela. "Fracasar no te convierte en fracasado. Fracasado es solo el que no sabe convertir los fracasos en experiencia".
Lara también fue un pionero y dirigió la primera empresa que trajo a España las aspiradoras inteligentes. "Las vendíamos como churros", recuerda. Todo era maravilloso, crecían y crecían y de la noche a la mañana la competencia se los comió por no tener un plan de 'marketing'. "Lo perdimos todo. Pasé de tener mi segunda casa en Nueva York a no poder viajar ni hasta Alicante", recuerda. Tampoco se rindió y a día de hoy su cooperativa del sector agroalimentario lleva siete años dando beneficios.
La ruina de confiar
La expatinadora Sheila Herrero, de 39 años, repasó también sus grandes fracasos empresariales y recordó cómo comprometió y perdió todos sus ahorros, y hasta su casa, en un negocio con socios de dudosa reputación.
Se retiró de la competición tras ganar quince oros en ocho mundiales y saltó sin paracaídas a un desconocido mundo empresarial, de donde salió escaldada. De la caída ha salido fortalecida y a día de hoy solo se arrepiente de no haber escuchado lo suficiente a quienes le advirtieron de los riesgos.
El impulsor de esta primera celebración de los fracasos en Zaragoza, el lituano Tautvydas Zabulionis, explica que las FuckUp Nights persiguen acabar con la creencia de que fracasar es algo negativo y tranquiliza a quienes no pudieron asistir a la del miércoles: su intención es traer a más ponentes y organizar una cada mes o de forma bimensual.
