Subir con carrito en el autobús, una lotería diaria

Un grupo de vehículos con espacio para una sola sillita resucita la polémica. Auzsa alega que depende del modelo del bus, y los clientes lamentan la falta de accesibilidad.

Las personas que acceden al autobús urbano con un carrito de bebé solo pueden tenerlo desplegado si el niño va montado.
Las personas que acceden al autobús urbano con un carrito de bebé solo pueden tenerlo desplegado si el niño va montado.
José Miguel Marco

Subir a un autobús urbano con un carrito de bebé es, de por sí, un acto condicionado: hay que mirar si el espacio reservado está libre y cumplir unas normas (freno echado o posición de la silla) que las familias suelen conocer bien. Sin embargo, y después de varios años de convivencia pacífica entre sillitas y buses, vuelven los recelos.


En el año 2006 , el Ayuntamiento de Zaragoza, la empresa (entonces Tuzsa) y los tribunales abrieron la mano a la entrada de cochecitos desplegados en los vehículos, pese a las críticas de muchos conductores. Sin embargo, la normativa que marca que en ciertos autobuses no pueden subir dos sillitas a la vez, reaviva la polémica.


La causa de que algunos vehículos ofrezcan solo una vacante para estos viajeros se remonta al año 2008, cuando la Unión Europea cambió la normativa sobre el acceso de las sillas de ruedas a los autobuses urbanos. Entre otras cosas, se estableció que cada una debía de contar con un respaldo, una especie de tabla que suele ser visible en el descansillo reservado para estos pasajeros. Para adaptarse a la norma, algunos carroceros hicieron una remesa de vehículos en los que decidieron habilitar espacio para una sola silla.


Estos (que son los numerados entre el 440 y el 465 aproximadamente) están siendo utilizados habitualmente en varias líneas de la ciudad. Cuando alguien intenta subir con un carro y ya hay otro dentro, el conductor niega el acceso por motivos de "homologación" y porque, según Urbanos de Zaragoza, "ni hay espacio suficiente ni sería seguro". Sin embargo, los zaragozanos que se enfrentan a la situación se quejan de "la lotería" que supone estar siempre pendiente de cuál será el vehículo que vendrá y, a menudo, se producen encontronazos entre conductores y afectados.


"Todo depende del espacio disponible y del modelo del vehículo", explica Manuel Ángel Paternoy, responsable del departamento de Atención al Cliente de Urbanos de Zaragoza (Auzsa). "Ni siquiera tiene que ver con la antigüedad", añade.


Paternoy reconoce que, en los últimos meses, han recibido quejas en este sentido. Por eso, y cuando se publicó la nueva normativa dentro de Auzsa, se decidió "mejorar la información a los usuarios" y cambiar las pegatinas que los vehículos tienen en la entrada, donde se detalla el reglamento y el aforo del vehículo. "Se les ha cambiado el color, y se han colocado de forma que sean visibles desde fuera del autobús, en la parada", añade.


Además, recalca la difícil convivencia entre carritos y transporte urbano, ya que las quejas no siempre son por falta de facilidades. "En el transporte de zonas como Valdespartera, un conductor ha permitido alguna vez subir a más carritos por no dejar a alguien tirado en las lanzaderas y otros clientes lo han denunciado", concretó. Auzsa añade que sigue habiendo buses que tienen espacio para dos carros, y que una de las últimas remesas adquiridas pertenece a este segundo grupo.


Desigualdad entre barrios

Sin embargo, los condicionantes del vehículo y la normativa hacen que el domicilio o el lugar de trabajo condicionen la accesibilidad de quienes viajan con carritos en el transporte urbano. Los que tienen destinos comunicados por el eje del tranvía no solo gozan de buenas frecuencias, sino de hasta dos áreas destinadas a personas con movilidad reducida y bebés (entre 4 y 8 huecos libres).


Sin embargo, quienes se trasladan con una sillita en autobús entre barrios y tienen que hacer transbordo se quejan de que pueden tener que pasar dos veces por la lotería del hueco libre en el mismo trayecto. Por otra parte, algunos clientes insisten en que la pegatina no siempre está tan visible como sería deseable. "Algunas están en la zona del conductor, junto al cobro, pero otras están en un lateral y no se ven desde la parada, así que no queda otra que preguntarle al conductor", lamentan.

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