Popovic queda en entredicho

?Las dos derrotas consecutivas en casa ante Córdoba y Osasuna dejan al técnico serbio en una situación comprometida de no mediar reacción.

Ranko Popovic, en diversos momentos del partido, gesticulando y dando órdenes a los jugadores zaragocistas.
Ranko Popovic, en diversos momentos del partido, gesticulando y dando órdenes a los jugadores zaragocistas.
guillermo mestre

Ranko Popovic, el entrenador del Real Zaragoza, es, en primera instancia, el principal damnificado de la derrota de ayer en La Romareda frente al Osasuna, que es la segunda seguida en casa en apenas una semana. El técnico serbio, contestado por primera vez por una parte de la grada hace ocho días en el duelo con el Córdoba, fue señalado de nuevo ayer con mayor profusión al término del envite con los osasunistas.


Nada nuevo dentro de los parámetros ordinarios en los que se mueve el mundo de fútbol desde tiempos inmemoriales. Ante una mala racha, con síntomas de crisis seria en caso de que el equipo no obre una obligada reacción el próximo domingo en Lugo, es siempre el entrenador la figura más vulnerable y el epicentro de las críticas más ácidas.


En este caso, la repetición del mal resultado en casa, esta doble derrota por 0-1 ante el Córdoba y el Osasuna, un reiterado error mayúsculo en los presupuestos deportivos que tiene la SAD de cara al perentorio ascenso a Primera División el próximo mes de junio, abre el espectro de las dudas sobre la figura del preparador balcánico. Ya no se trata de un problema de filias y fobias de una parte más o menos grande de la hinchada. El resultado de ayer agranda la repercusión de la mala racha de resultados y del mal juego del equipo y hace entrar en liza el parecer del Consejo de Administración de la entidad.


Si este lamentable episodio de las dos derrotas consecutivas como anfitriones en La Romareda se solventa de inmediato con una victoria en Lugo y con la consiguiente reconducción de la trayectoria del equipo rumbo a la parte noble de la clasificación, todo quedará en anécdota. Dolorosa, impensada, pero anécdota con el paso del tiempo. Ahora bien, de no ser así, de no remontar el vuelo de inmediato dentro de seis días en el pequeño estadio Anxo Carro, la profundidad del socavón puede ubicar a Popovic en una posición de solución incómoda para los directivos.


El proyecto de los patronos de la Fundación Zaragoza 2032 tiene marcado en su libro de estilo un relevante epígrafe que ansían poder cumplir: la estabilidad deportiva y societaria para poder estabilizar la SAD después de muchos años de convulsiones y terremotos internos de toda condición. Para ello, poder contar durante varias campañas con una dirección deportiva y un entrenador consolidados es el sueño y la intención con que surgieron, en su momento, las contrataciones de Martín González y Ranko Popovic.


Por eso, tener que plantearse la destitución del serbio en un plazo corto rompe las previsiones de cuajo. Pero, sabedoras todas las partes de los resortes bajo los que se mueve el fútbol profesional, nada se descarta mientras se espera con suma atención la respuesta de los futbolistas a partir de la próxima estación en Lugo.


Ayer, ante el Osasuna, todos tenían la oportunidad perfecta para redimirse y despejar miedos. Pero fallaron. Y lo hicieron a lo grande. Los jugadores redundaron sus defectuosas actuaciones. El técnico insistió en sus planteamientos errados (Wilk y Dorca fueron de nuevo los elegidos por Popovic para el dueto de conducción del fútbol).


Y concluyeron la mañana con las reiteración inmisericorde de las mismas carencias e incapacidades puestas de manifiesto la semana anterior ante el Córdoba. Es mal asunto descarrilar tan pronto y de manera tan indeseada. Peor, hacerlo tan mal y con insistencia en dos semanas seguidas. Y, mucho más lacerante, si el doble yerro sucede en La Romareda, ante la afición aragonesa, que no gana para sofocones y disgustos desde hace muchísimo tiempo. Este triple desvarío ha acontecido en el Zaragoza en los últimos 8 días.


Ahora se pone en marcha un periodo de emergencia de insondables desembocaduras. Al fútbol, del mismo modo que lo atizan y encienden elementos nocivos desde diversos sectores de su entorno, lo carga del diablo en los instantes culminantes. No sirve con las buenas intenciones, los benignos propósitos o la honradez en los comportamientos. Hacen falta muchos más componentes, de todo tipo y condición. Y, con estos resultados y este fútbol, Popovic no es invulnerable.

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