Las denuncias del mal juego

?Además de ser la base de las derrotas y la mala clasificación actual, los defectos del fútbol que muestra el equipo empiezan a desvelar lagunas y yerros en la composición de la plantilla.

Hinestroza regatea a Javi Flaño en el área en la única jugada notable del partido. Unai, al fondo, salvaría el remate final de Aria.
Hinestroza regatea a Javi Flaño en el área en la única jugada notable del partido. Unai, al fondo, salvaría el remate final de Aria.
josé miguel marco

El partido de ayer, que era una prueba de madurez, fortaleza mental, casta y orgullo para la plantilla del Real Zaragoza, acabó convirtiéndose en el segundo soponcio consecutivo para la desorientada y perpleja afición zaragocista. Fallaron estrepitosamente todos los sujetos protagonistas en el escenario de la película. Los de pantalón corto, porque llevan tres jornadas a merced de los vientos, sin iniciativas y totalmente desactivados por los rivales. Y los de pantalón largo, entiéndase el banquillo, porque no están siendo capaces de encontrar el antídoto al deterioro en la personalidad del bloque, un mal que comenzó a manifestarse en Leganés y que ha convertido en rareza las dos buenas tardes que mostró el nuevo Real Zaragoza en las dos primeras citas ligueras, ante Mirandés y Almería.


Al plan de ruta de este crucial curso para los zaragocistas se le han torcido dos renglones importantísimos. Los de la 4ª y la 5ª jornadas, que se jugaban concatenadamente en La Romareda y cuyos 6 puntos en disputa, de haberlos obtenido –tras un solvente inicio en las tres primeras citas– hubieran puesto al Real Zaragoza como líder. Sí, líder. Ahora mismo, con 11 puntos, el equipo de Popovic encabezaría la clasificación en solitario. Evidentemente, el Osasuna no tendría los 12 con los que ahora es el jefe de la categoría. Y los demás cabeceros, Elche y Gimástic de Tarragona, solo alcanzan la cota 10.


Esta es la lectura más dolorosa de este doble fiasco como locales en apenas una semana. El hecho de ver cómo se ha devaluado terriblemente el valor de mercado del Zaragoza en el parqué de la Segunda División y cómo, en vez de ejercer de mandamás ya desde el mismo inicio de la competición, el cuadro blanquillo está, por el contrario, asomado a las plazas de descenso a Segunda B. Una percepción y una realidad tan antagónicas y opuestas a las que se soñaban hace 10 días en la antesala de recibir al Córdoba que, por obligación y sin remedio, provoca enfado, decepción, incomprensión y genera dudas de cara al futuro más inmediato.


Pero no es la única moraleja. Hay otra que empieza a asomar con mayor calado ulterior, de no mediar una reconducción inmediata de los malos vicios que enseña este Real Zaragoza 2015-16 sobre el césped: la que hace referencia a la calidad, la competencia, la consistencia y la versatilidad técnica y táctica de la plantilla de este segundo proyecto pos agapitista que tiene a Ángel Martín González como máximo responsable en el área deportiva.


¿Cuál es el motivo de que aquel ilusionante equipo del inicio de la competición, el de Anduva y el de la remontada ante el Almería, se haya diluido hasta quedarse en nada? Las razones básicas ya quedaron expuestas hace una semana frente al Córdoba, subrayando los primeros indicios de problemas que el Leganés ocasionó siete días antes en Butarque, choque en el que el empate final de Jorge Díaz atenuó los efectos del mal juego que, definitivamente, se ha instalado en el once zaragocista. A saber: el equipo de Popovic no tiene motor de arranque en la generación de juego ofensivo y creativo, le falta imaginación en la línea medular y, a consecuencia de ello, sufre de manera sobrehumana cuando los adversarios taponan, a base de una presión alta, la salida desde atrás desde los centrales, los laterales y, por supuesto, el doble pivote de medios.


Asier Garitano abrió los ojos en Leganés al resto de equipos. José Luis Oltra clonó el planteamiento con su ramplón Córdoba y ganó 0-1 en La Romareda. Y ayer, Enrique Martín, se limitó a copiar al dedillo la fórmula para calcar el partido de los cordobeses y repetir con un 0-1 cuya secuencia de juego fue muy similar. Hay, por lo tanto, un problema de aptitudes futbolísticas dentro de la plantilla, tanto de carácter individual en varias piezas clave del equipo, como en de índole colectiva en su mezcla global. Y, por derivación, al acumularse ya tres partidos con el mismo tipo de defectos que no son subsanados convenientemente, la mácula salpica de forma directa a Ranko Popovic como máximo responsable táctico del colectivo.


El segundo año de cualquier proyecto es siempre de máximo riesgo. Porque se tiende a comparar. Porque se pierden los escudos y subterfugios propios de cualquier estreno. Y porque las exigencias del negocio aumentan inexorablemente. A Martín González le empieza a llover el apartado de la comparativa. El año pasado, sin tiempo, sin dinero, con límites salariales y de fichas y a todo correr, armó un plantel que se quedó a 7 minutos de ascender a Primera División. Este año, con todo el verano por delante, ya sin sanciones limitadoras de plantilla y con mayor presupuesto, la exigencia era y es inevitablemente muy superior.


Y, mientras que tras el buen inicio en Miranda y ante el Almería nadie miró hacia atrás, en los últimos 15 días han aparecido en el horizonte del día a día las figuras de Borja Bastón, Eldin Hadzic o Willian José, tres puntas goleadores y con olfato fino que hacen larga sombra a Ángel, Hasegawa y Ortuño. También se rememora a Ruiz de Galarreta, un centrocampista ‘diferente’ a cuyo perfil no reponden ni Wilk, ni Morán, ni Diamanka, los tres nuevos en la plaza. Hasta se mira con añoranza los buenos partidos de Fernández en Oviedo y, sobre todo, de Álamo en Gerona. Por ahora, ni Marc Bertrán ni Jorge Díaz logran eclipsar ese recuerdo cercano e irremediable.


Por esto, hoy por hoy, la sensación es que, aunque Martín González ha ampliado el vestuario en volumen y posibilidades de relevos, el once base es peor que el que hubo el curso pasado cuando la mayoría estaban aptos. Un mal augurio si no se remedia pronto.


Al ejecutivo madrileño, da la sensación de que se le ha quedado corto el repertorio. Que le falta un ariete grande. Y también un mediapunta con gol. Y, sobre todo, al menos un medio centro con imaginación y clase con la pelota. Así se olisqueaba en la recta final de la pretemporada, aún con la esperanza de que Popovic lograse hallar un método para soslayar esas faltas, y así se está evidenciando hoy, ya con la liga en marcha.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión