Santisteve cierra sus cien primeros días al ralentí sin lograr una estabilidad política
La lucha contra los desahucios, el control de las grandes contratas y el análisis de las cuentas han centrado su actividad. La oposición le acusa de no aplicar el plan de emergencia social y de hacer política de gestos, con el cambio de nombre del pabellón Príncipe Felipe como gran polémica.
Con solo 9 de los 31 concejales, Zaragoza en Común aún no ha logrado una mínima estabilidad política para gobernar. Tras una campaña tensa con el resto de fuerzas de la izquierda, la llegada de Santisteve a la Alcaldía no ha servido para tender demasiados puentes con PSOE y CHA, sus aliados naturales. Más bien al contrario, ha abierto brechas que pueden ser peligrosas, ahora que de verdad necesita su apoyo para sacar adelante las ordenanzas fiscales primero y el presupuesto del año que viene después. Ha llamado la atención el especial ensañamiento que ha habido por parte de algunos concejales de ZEC con los socialistas, habida cuenta de que cualquier acuerdo tiene que pasar por ellos, y con la relación con Podemos en el Gobierno de Aragón como telón de fondo.
Este último caso ha sido el que más polvareda ha levantado, al decidirse en el Gobierno, casi sin apoyos solo el de CHA, después de que el pleno lo rechazara por amplia mayoría, con informes técnicos en contra, con el debate sobre la monarquía presente... El simple cambio de nombre de una instalación deportiva municipal como homenaje a un personaje querido en la ciudad ha acabado convirtiéndose en, probablemente, la mayor polémica de los cien primeros días de Santisteve.
Gestos al margen, ZEC revisó al llegar al poder algunos de los acuerdos firmados por el PSOE antes de salir de la alcaldía, como la cesión de La Romareda al Real Zaragoza apoyada por el resto de grupos, el parque de Bomberos de Casetas o un decreto de Jerónimo Blasco en Parques y Jardines. En estos meses ha centrado buena parte de su gestión en la lucha contra los desahucios, fijada como una prioridad. El hecho de que no se haya ejecutado ninguno en todo este tiempo se celebra como una victoria. Santisteve se ha reunido con los bancos y con el poder judicial, y creó una mesa con los sectores afectados que solo se ha reunido una vez y una oficina antidesahucios aprovechando un servicio ya existente en el Ayuntamiento.
Otra de las líneas de acción claramente definidas ha sido el intenso control al que se está sometiendo a las grandes contratas municipales, FCC y Auzsa. La fuerte presión ejercida ha levantado no pocos recelos en el sector empresarial de la ciudad, con la remunicipalización de algunos servicios como objetivo del área de Servicios Públicos. Ya se está estudiando en algunas pequeñas contratas, y no se oculta que el primer objetivo importante será la de Parques y Jardines en 2017.
En materia económica, la medida más rápida y de mayor calado fue pedir 90 millones de euros al Estado para pagar sentencias desfavorables. ZEC ha ido descubriendo los "regalos envenenados" que dejó la gestión socialista, a pesar de que la gran mayoría eran de sobra conocidos. Curiosamente, muchas de las denuncias del nuevo Gobierno infradotación de partidas presupuestarias, pago de intereses de demora, recurso de sentencias judiciales para evitar pagos... coinciden con las críticas que el PP ha lanzado en los últimos años.
La otra decisión fue encargar una auditoría que se quedó en informe del estado económico-financiero del Ayuntamiento. Aunque no reveló grandes novedades, sirvió para que ZEC denunciara una "deuda oculta" de casi 110 millones de euros heredada de la etapa socialista. En cualquier caso, el documento se quedó muy lejos de ser la "auditoría ciudadana de la deuda" que se prometió. El concejal Fernando Rivarés ha repartido las culpas de la constreñida situación de las arcas municipales entre el ministro Montoro, la deuda heredada y la que tiene el Gobierno de Aragón con el Ayuntamiento. Para reclamar al consejero Gimeno los 50 millones de euros que hasta hace unos meses pedía él, Rivarés ha propuesto crear dos mesas de trabajo, aunque su llamamiento no ha sido tenido en cuenta por el momento desde el Pignatelli.
Las elecciones como trasfondo