España luchará por las medallas

?Gasol y Mirotic llevan a la selección a las semifinales de mañana contra Francia. El equipo de Scariolo se asegura, al menos, la presencia en el Preolímpico.

Chacho Rodríguez y Pau Gasol celebran la victoria ante Grecia.
Chacho Rodríguez y Pau Gasol celebran la victoria ante Grecia.
Juan Carlos Hidalgo/efe

España se ha acostumbrado a padecer y a vivir finales agónicos en el Eurobasket, pero el sufrimiento ha conseguido engrandecer a esta selección que ya está en las semifinales del Eurobasket. Si el jueves gana el último cruce decisivo, no sólo se habrá asegurado otra medalla, sino que también cumplirá el objetivo del pasaporte directo para los Juegos Olímpicos. Lo que después de tantísimas dudas y vaivenes en Berlín y Lille parecía una quimera ya es una realidad. España, que como muchas otras veces no inspiraba confianza para llegar lejos porque andaba a tirones y dependía demasiado del talento de Pau Gasol, ya ha entrado en la lucha por el podio en el Europeo, donde ayer ganó una dura batalla contra Grecia, en la que se impuso, además de por el talento de su líder, con la fundamental compañía de Nikola Mirotic, por su defensa y su corazón.


Cuando más sufre España más parece disfrutar. Le ocurrió en el cierre de la primera fase ante Alemania en un duelo vital a cara o cruz y, tras tener que sacar lo mejor de sí misma en el último parcial contra Polonia, le volvió a suceder en cuartos, donde hasta el pitido final no pudo respirar, rezando para que el precipitado y lejanísimo intento de triple de Antetokounmpo no entrase y llevase a España a la lona. De nada sirvieron los 12 puntos y 17 rebotes del autor del último lanzamiento, porque la actitud de España, su intensidad –pese a no estar demasiado acertada en el tiro, sobre todo durante un preocupante tercer cuarto–, el talento y el carácter ganador, pudieron con todo. Frente al físico de los guerreros helenos, España impuso el carácter, la garra, el poderío interior de Mirotic y Gasol y la sangre fría desde la línea de tiros libres, que fue un lastre para Grecia durante todo el duelo.


Contra el físico y clase del enemigo, que amenazaba con frenar la espiral ganadora de la selección española, para derribar a un equipo que hasta cuartos de final estaba invicto y se presentaba como un rival temible, España recurrió a sus mejores armas. Al sacrificio defensivo y al de siempre, a su líder (27 puntos y nueve rebotes de Pau Gasol), que en una cita tan comprometida y exigente por fin contó con una colaboración ofensiva importantísima de Mirotic. Sin embargo, también encumbró a un secundario que por fin, y en partido tan trascendental, quiso demostrar que tiene casta. Víctor Claver, con ocho rebotes, cinco de ellos defensivos, dio el plus necesario a España contra un adversario que metía miedo por dentro y por fuera con Printezis y Antetokounmpo pero para el que la producción de sus pequeños (Spanoulis y Calathes) no fue suficientes.


España jugó un partido muy serio, apelando, aunque agarrada a la clase de Pau Gasol, al carácter del colectivo. Al esfuerzo grupal que la llevó hace nueve años a la cima mundial, y después, con este mismo seleccionador, también a su primer título europeo revalidado dos años después. Pese a tener altibajos, respondió desde lejos (un 39% en triple), siempre se sintió dominadora y ni siquiera acusó hundirse en ataque en el tercer cuarto (preocupante parcial inicial de 3-14) en el que, salvo el mayor de los Gasol (11 puntos por 16 de todo el equipo), apenas apareció nadie más. El momento crucial llegó cuando debía afrontar el período definitivo en desventaja (55-57), y se conjuró para la reacción ante el incansable ejército heleno.


Grecia encomendaba tanto a Spanoulis como España a Gasol, pero la selección de Scariolo tuvo muchas más variantes y más compromiso defensivo en el momento de la verdad. Claver se hizo el dueño de la pintura, la defensa española anuló el ataque helenos y puso la directa hacia el triunfo y las semifinales. Por supuesto, debió salir Pau a seis minutos del final (62-60), para que sólo cuatro después España se pusiese siete arriba (68-61). Ese marcador se mantuvo igualado hasta que sólo quedaba un minuto y 20 segundos y España ya vio el partido ganado, pero los balones perdidos, y dos triples seguidos de Grecia, llevaron a un desenlace inesperado: 72-71 a cuatro segundos del final. A Pause le perdonan los dos tiros libres que falló en la recta final y que dieron aún más emoción a un choque memorable, en el que la agresividad fue fundamental, y eleva la moral de los ganadores.

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