Solo el 10% de los hosteleros permite entrar a perros en bares y restaurantes

?Los empresarios se resisten a ceder "por motivos de higiene", pero hay negocios que se han adaptado.

Interior del Casco Viejo, adaptado a los canes.
Interior del Casco Viejo, adaptado a los canes.
Mariano Castejón

Si tiene cuatro patas no es bienvenido. Menos del 10% de los bares y restaurantes de Soria autoriza la entrada a perros pese a que la normativa municipal y regional lo permite siempre que accedan "con medidas de sujeción". La demanda "crece", pero los hosteleros se resisten a ceder "por motivos sanitarios" y "por respeto al resto de clientes". Los carteles de "perros no" prevalecen frente a los de "se admiten perros". No obstante, existen negocios que se han adaptado para que los canes esperen a cubierto mientras sus dueños toman café.


La ordenanza municipal indica que "tanto su admisión como su exclusión deberán estar señalizadas a la entrada de manera ostensible". Autorizada la entrada, los animales "permanecerán sujetos con cadenas y provistos de bozal bajo el permanente control de su acompañante". La ley autonómica, por su parte, señala que "los restaurantes, bares, tabernas y aquellos otros en los que se consuman bebidas y comidas podrán reservarse la admisión" de las mascotas. No obstante, prohíbe su presencia en "locales destinados a la elaboración, venta, almacenamiento, transporte o manipulación de alimentos". La decisión es, por tanto, "de cada uno".


"Habrá a personas que, de cara al negocio, le venga peor", afirmó a HERALDO la presidenta de Asohtur, Yolanda Santos. Admitió, sin embargo, que "cada vez hay más animales", de modo que, llegado el momento, "habrá que valorar la creación de zonas específicas". Los conflictos se generan, a su parecer, en negocios pequeños "de interior" que carecen de terraza. Carmen Lorenzo, vocal de Bares y Restaurantes, reconoció que, por lo general, los perros tienen permitido el acceso a los establecimientos. Los hosteleros temen que se pongan nerviosos y comiencen a ladrar, aunque hacen excepciones "con algunos pequeños". Quienes piden permiso para entrar con ejemplares de gran tamaño les ponen, muchas veces, "en un compromiso". "Sueltan pelo y pueden orinarse", dijo Lorenzo.


Las experiencias previas no han sido 100% positivas. Pedro Antonio Heras, propietario de los hoteles Leonor Mirón y Leonor Centro, cambió de opinión. Hace unos años, el Leonor Mirón permitía la entrada a perros. En 2006, no obstante, se optó por negarles la entrada ante las quejas de los clientes, relacionadas, sobre todo, "con las alergias". En el Leonor Centro, por ejemplo, tienen restringido el acceso "desde su apertura". Heras aseguró que "hay clientes que piden información", aunque "solo en ocasiones puntuales". "No es lo habitual", añadió. Los cámpines, al estar al aire libre, tienden a ser "mucho más permisivos".


Existen, pese a la controversia, empresarios que han dado a los canes una segunda oportunidad. A Jesús Marín, de la Pastelería Chocolates, no le molestan "siempre que los dueños y sus mascotas sean educados". En el exterior de su establecimiento ha colocado un apeadero para sujetar a las mascotas. "Es un servicio más de cara al cliente que tiene perros", subrayó. Faustino Serrano, dueño de Fauna Foods, confirmó que en la mayor parte de los establecimientos "no dejan entrar a perros". "No sé por qué", lamentó. A su juicio, si los animales están bien vacunados y desparasitados "no tendría que haber problemas".Negocios adaptados

Antonio Pineda, propietario del bar Casco Viejo, no solo permite la entrada a seres de cuatro patas, sino que ha adaptado su local al mejor amigo del hombre. Los consumidores sorianos "no lo tienen muy asimilado", pero en el resto de Europa "es muy normal". Su apuesta le ha costado "algún cliente". Por su bar, no obstante, pasan una media de "cuatro o cinco perros al día". Al mes llegan a verse "entre 60 y 70". La puerta de su local luce un cartel que invita a pasar a "perros educados" siempre que permanezcan "con cadena o correa en el espacio habilitado para ello" y estén "en todo momento bajo el control del propietario", encargado de garantizar el "buen comportamiento del animal". Los canes potencialmente peligrosos deberán entrar "con bozal". Tampoco se les permite "interferir con los productos alimenticios". "Hay gente que está encantada, pero otros son reacios", aseguró.


El local dispone de varios puntos para atar los arneses de las mascotas. La "buena armonía" se impone aunque coincidan "dos o tres perros a la vez". El problema, indicó Pineda, es que "ni los propietarios conocen la normativa". "Cada bar tiene derecho a decidir, pero muchos impiden su entrada para no perder clientela", razonó. La norma principal, en su caso, es que el perro no comience a ladrar o "haga sus necesidades". Si se pone agresivo "se avisa al dueño" y, si no se comporta, se le invita a esperar fuera. En España parece que, aunque despacio, "lo va entendiendo". La provincia, pese a todo, está a años luz de otros puntos del país en los que los hosteleros sirven "menús específicos para animales". Él es partidario de "evolucionar", pero teme que las quejas de los clientes le creen problemas con Sanidad, que intensifica los controles en estos casos. "No somos una minoría, cada vez hay más mascotas. Espero que más bares adopten esta postura", aseveró.

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