Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Chocolate con sello aragonés para combatir el estrés, la depresión y la ansiedad

Una joven aragonesa participa en una novedosa investigación en la University College de Londres.

La zaragozana Mariola Sebastián, trabajando en primer plano
La zaragozana Mariola Sebastián, trabajando en primer plano

Dice la sabiduría popular que el chocolate es un poderoso ansiolítico. Que no hay manera más dulce de abordar una pequeña depresión. Y que un episodio de estrés pierde enteros cuando el afectado se lleva al buche varias onzas de cacao atemperado. Esta máxima lleva camino de convertirse en una realidad absoluta, a tenor de una investigación desarrollada en la University College de Londres y en la que participa la zaragozana Mariola Sebastián.


Esta aragonesa de apenas 19 años encarará el próximo año académico el segundo curso de Biotecnología en el centro británico. A pesar de su juventud, fue seleccionada para representar a su universidad en Boston en una competición internacional de Ingeniería Genética promovida por el iGEM, la sociedad científica más importante en este campo, que tendrá lugar entre el 24 y el 28 de este mes.


El equipo de Mariola, integrado por nueve personas de diferentes nacionalidades, presentará los avances que han descubierto durante los tres meses de verano en un proceso nada sencillo para los no iniciados en la materia. "Hemos introducido genes en el ADN de bacterias para que produzcan neurotransmisores como la serotonina y la dopamina", explica la zaragozana. El proyecto tiene como base las recientes investigaciones que relacionan la flora intestinal con el funcionamiento cognitivo, y como objetivo combatir los síntomas del estrés, la depresión y la ansiedad.


La introducción de los probióticos (bacterias beneficiosas para la salud) en el chocolate supone una apetitosa novedad. "Hemos encapsulado la bacteria en una matriz de chocolate, para que llegue al cerebro por vía oral", apunta Mariola, quien subraya que "otro paso importante consiste en regular la expresión del gen, para que en vez de producir la sustancia constantemente lo haga sólo cuando haga falta".


Las primeras fases de la investigación han concluido de manera satisfactoria, pero aún restan horas de laboratorio. "Actualmente estamos analizando el efecto de nuestros probióticos sobre células epiteliales en un chip microfluídico que simula el tracto intestinal", comenta la joven científica.


El equipo de investigadores ha aprovechado el tirón de su centro universitario y de la competición internacional (a la que se postulan más de 4.600 participantes en 280 equipos) para completar una más que satisfactoria ronda de aportaciones económicas entre las empresas del sector biotecnológico. Además, están en vías de obtener la patente -británica- que acredite sus hallazgos.


El grupo pretende llevar el proyecto más allá de la competición y continuar desarrollándolo para consolidar los resultados y lograr la comercialización del producto, ampliando asimismo la gama de tratamientos disponibles. En el horizonte está aplicar los conocimientos a la lucha contra la esquizofrenia.


Una investigadora en ciernes

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Mariola vive con "mucha ilusión" las semanas previas a la competición de Boston. "No me esperaba que me cogieran en este proyecto, ya que no es habitual que seleccionen a alguien de los primeros cursos. Pero presenté mi currículum, hice la entrevista y tuve la suerte de ser elegida", señala satisfecha.


Hace apenas dos años, esta zaragozana aún estaba completando el Bachillerato en el colegio Juan de Lanuza de la capital aragonesa. Pero ya tiene claro su futuro: "Me gustaría dedicarme a la investigación en el campo de la biotecnología, pero ligada a la empresa", concluye.

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