Mejorar el drenaje de la rambla del Jorgito para prevenir las inundaciones costará 415.000 euros
Un anteproyecto encargado por Fomento prevé sustituir dos tramos del desagüe para aumentar su capacidad.
Una de las obras contempladas por Fomento prevé ampliar con 100.000 euros las conducciones del tramo final del desagüe cerca del río Turia por ser las que presentan más deficiencias. La reforma que afectaría directamente a la calle consiste, sin embargo, en la sustitución de un tubo de desagüe de 2,3 metros de diámetro y 18 de longitud por un túnel rectangular de 4 metros de ancho por 2 de altura. Esta medida permitiría evacuar más caudal con menos altura de agua, lo que reduciría el remanso que se produce en la embocadura y las inundaciones en las viviendas situadas aguas arriba. Se trata de la mejora más cara de las tres planteadas con una coste aproximado de 190.000 euros.
La memoria contempla también cambiar el trazado de una línea eléctrica subterránea que discurre contigua al tramo final de la red de drenaje. Esta obra, presupuestada en 125.000 euros, podría ser la primera en ejecutarse por motivos de seguridad.
El anteproyecto llega cuando se acaba de cumplir el primer aniversario de la avenida más dañina sufrida por el barrio en los últimos años. Los destrozos se agravaron porque la fuerza del agua arrastró dos coches aparcados en la rambla y los incrustó en el tubo de desagüe, lo que provocó su taponamiento y el desbordamiento del barranco.
Tras el suceso, el Ayuntamiento retiró los montones de sedimentos que impedían circular por la calzada, colocó señales prohibiendo aparcar en la calle por su coincidencia con un lecho fluvial y ordenó sustituir la tapia que cerraba la rambla por el margen izquierdo por un muro de medio metro de altura. Además, Fomento inició los trámites para mejorar el desagüe de la rambla, que pasa por debajo de la carretera N-234, y la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) inspeccionó la red de drenaje hasta su desembocadura en el Turia.
Uno de los propietarios afectados por la avenida, Máximo Navarro, explicó ayer que en el último año apenas ha habido mejoras para la seguridad de su vivienda. Indicó que el muro reconstruido en la margen izquierda es «demasiado bajo» para contener las avenidas que registra la rambla. A su juicio, para garantizar que el torrente no se desborde, la pared debería tener al menos 1,5 metros de altura, frente a los 0,4 actuales.
Navarro añadió que los coches siguen aparcando en el barranco, aguas arriba del casco urbano, y, en caso de una gran riada, serían arrastrados hasta el tubo de desagüe con el peligro de que vuelva a taponarse y se repita el episodio de hace un año.
Máximo Navarro y otros tres propietarios afectados por la riada de 2014 han reclamado una indemnización de 82.000 euros por los daños sufridos a las tres administraciones implicadas en la gestión de la rambla el Ayuntamiento, el Ministerio de Fomento y la CHJ, de momento sin éxito. Piden la reconstrucción de los muros derribados y la compensación de los costes de limpieza y retirada de lodos de sus fincas.
Además, presentaron una queja ante el Justicia de Aragón, Fernando García Vicente, que, en una resolución del pasado julio, instó al Ayuntamiento a tomar medidas urbanísticas para «evitar situaciones de riesgo para las personas y propiedades» en caso de futuras avenidas.
Los propietarios encargaron su propio estudio hidrológico, que concluyó que la tubería es insuficiente porque, frente a una capacidad máxima de 13 metros cúbicos por segundo, la rambla puede registrar avenidas de 20 metros cúbicos con intervalos de 500 años el informe de Fomento cifra el máximo en 10 metros cúbicos y de 5,5 para retornos de 100 años.
El informe de Fomento admitía, no obstante, que en los 14 metros finales de la canalización, que discurren bajo la carretera N-234, la presión del agua podría ser excesiva en las grandes avenidas.