"He tenido grandes entrenadores, pero mis grandes maestros fueron mis padres"

-Se me ha hecho todo tan rápido... Todavía recuerdo cuando iba al colegio con mi amigo Paco Artal... Me he dado cuenta del paso del tiempo viendo crecer a mis hijos. Álex ya tiene 21 años y estudia INEF. Y David también empieza ahora la misma carrera.

-Vamos a intentar ordenar el tiempo, que si no liamos al lector.

-Mis padres trabajaban de carniceros. Vivíamos en Las Fuentes y luego en el parque Bruil. Estudiaba en Maristas.

-Y allí se enfrentó a su primera canasta...

-Es una historia curiosa. Iba con mi tía Lola a la iglesia de la plaza de San Pedro Nolasco…

-Sagrado Corazón de Jesús.

-En el patio de la iglesia había una canasta. A mi tía le gustaba cantar en misa, y mientras tanto yo jugaba al baloncesto. Mi colegio estaba al lado, y el hermano Dionisio me vio jugar cuando yo solo tenía ocho años. Así empezó mi pasión por el básket. Todos los años me llamaba el CAI, pero mis padres no me dejaban ir por los estudios. Querían que estudiara. Cuando acabé COU, en edad junior, por fin fui al CAI. Abós era el entrenador. Fuimos campeones de España en Bilbao.

-Y saltó al primer equipo de un CAI repleto de estrellas.

-Había muy buenos jugadores de la cantera. Orgullo de raza era nuestro lema. Y americanos extraordinarios. Ganamos la Copa del Rey. Recuerdo la plaza del Pilar abarrotada para festejar el título. Mi sueño es repetir algo así como entrenador. Esa imagen no se me olvidará jamás. Con 18 años ya había salido de Zaragoza cedido al Gran Canaria. Maduré muchísimo, valoré las cosas, la lejanía de la familia, de mi gente querida, la independencia.

-E inició un itinerario sin parangón en la ACB...

-Si, 18 años en la ACB: Málaga, Valencia, Huesca, Las Palmas, Torrelavega, Lugo...

-Y llegados a los 36 años, se acabó el cuento de hadas, el dinerito, la fama... Para otros jugadores supone un trauma.

-Me iba preparando mentalmente para ese complicado paso. Había tenido grandes entrenadores, pero mis maestros fueron mis padres. Jugué y disfruté, pero también les hice caso y estudié. Acabé INEF en Las Palmas. Nada más retirarme, encontré trabajo como director de instalaciones deportivas, y después como director de un campo de golf.

-¡Pero usted no sabe jugar al golf!

-No es estrictamente necesario saber jugar al golf para dirigir un campo de golf...

-¿Seguro...?

-Claro. Se trata de saber rodearte de la mejor gente, hacerles sentirse importantes y resolver conflictos. Es un grupo humano, como un equipo de baloncesto.

Ciertamente cierto.

Al mismo tiempo colaboraba con la Federación Española, hasta que me llamó el CAI hace 10 años.

-Apostaron por usted Javier Loriente y también Reynaldo Benito... ¿Qué han visto en usted los dos presidentes del CAI para contratarle, mantenerle e incluso ascenderle en su puesto?

-Eso tendría que preguntárselo a ellos. Yo estoy agradecido por la confianza que depositaron en mí y orgullosísimo de trabajar para el club de mi ciudad.

-¿Haremos este año ‘play off’?

-Me encantaría repetir la presencia en la Copa del Rey y hacerlo bien en Europa. Y claro que queremos estar en el ‘play off’.

-Su profesión es su pasión, pero también cultiva otros placeres...

-Me gusta callejear por Zaragoza, tanto corriendo como yendo en bici. Descansar en Suances, Cantabria. Escucho música de Amaral, Bunbury y Fito. Me encantó el libro ‘Los pilares de la Tierra’.

-Bien, bien, Ken Follet... ¿Y también le gusta acariciar los versos de un poema?

-Me fascinó ‘La voz de las sirenas’, de Rebeca V. V.

-Habrá que leer a Rebeca V. V.

-Es de Zaragoza. Muy recomendable. En cine, todavía recuerdo ‘El club de los poetas muertos’.

-Profesor ‘Keating’ Ruiz Lorente, ¡cuántas ilusiones hay depositadas en usted!

-‘Carpe diem’ es un buen lema. Vamos a aprovechar el momento también con el CAI.