Aragón, fiesta del ciclismo

Miles de aficionados se reúnen en Calatayud y Tarazona para presenciar la disputa de la 13ª etapa de la Vuelta. Los alcaldes de ambas localidades subrayan el impacto económico y la repercusión mediática de la prueba.

El ciclista portugués Nelson Oliveira cruza la línea de meta, ayer en Tarazona, para conquistar la decimotercera etapa de la Vuelta a España.
El ciclista portugués Nelson Oliveira cruza la línea de meta, ayer en Tarazona, para conquistar la decimotercera etapa de la Vuelta a España.
aránzazu navarro

Día grande en Calatayud. Y también en Tarazona. Miles de aficionados se concentraron ayer en ambas localidades, durante la celebración de la decimotercera etapa de la Vuelta, en otra jornada histórica para el patrimonio deportivo aragonés. No fue un prueba menor. En su incursión por la Comunidad Autónoma, la carrera contemplaba una cita más importante del calendario, una etapa trampa que podía tener influencia en el desenlace de la competición; un exigente recorrido de 168 kilómetros, con tres puertos de diferentes categorías –entre ellos el Alto del Moncayo, de 1.090 metros de altitud–, y con el cierzo incrementando considerablemente el desgaste de los ciclistas. Un espectáculo mayúsculo para los aficionados.


Hacía ya dos décadas que la Vuelta a España no pasaba por Calatayud. Y la localidad bilbilitana tuvo una respuesta formidable. Justo el día en el que comenzaban sus propias fiestas patronales, el centro del núcleo urbano se volvió a transformar para recibir a los mejores ciclistas del planeta. El despliegue resultó mayúsculo en todos los sentidos, a la altura de una prueba de primera magnitud. "Lo que se ve en estos momentos resulta espectacular", anunció el alcalde de Calatayud, José Manuel Aranda, minutos antes de iniciarse la decimotercera etapa. "Ha sido una oportunidad inmejorable para poner a Calatayud en el mapa. Además, tiene un impacto económico muy importante en el ámbito de la hostelería y la restauración, y la ciudad se da a conocer en todo el mundo", explicó Aranda, quien confesó estar "muy ilusionado"por el entusiasmo que había despertado la prueba en la localidad. "Por supuesto que nos gustaría repetir", añadió el alcalde", quien recordó también "los atractivos" de una etapa "exigente"para los ciclistas.

Gran repercusión

La propia organización de la Vuelta ya moviliza a más de 3.000 personas entre deportistas, miembros de la Guardia Civil, Policía Nacional, periodistas y voluntarios, entre otros muchos; y su paso genera una importante repercusión mediática, además de numerosos ingresos. El impacto económico para Calatayud, según los cálculos de Unipublic –empresa organizadora de Vuelta–, se acercaría a los 300.000 euros. Una cantidad que, según las mismas fuentes, se habría duplicado en Tarazona, la localidad donde finalizó la prueba. "Cada carrera supone un impacto económico directo de 600.000 euros, cifra veinte veces mayor al esfuerzo financiero que realizamos nosotros", confirmó el alcalde de Tarazona, Luis María Beamonte, quien subrayó "la proyección mediática de esta prueba, que es a todas luces incalculable", ya que permite que la ciudad turiasonense "se promocione por todo el mundo".


En este sentido, el escaparate de la ronda española es incuestionable: se televisa en 190 países de los cinco continentes, con todo lo que ello supone. Así, Beamonte anunció su intención de que Tarazona, que fue inicio de etapa en 2012 y organizó una contrarreloj en 2013, "siga siendo sede de la Vuelta a España en futuras ocasiones".


Pero hubo más. Zaragoza capital, La Almunia de Doña Godina, La Puebla de Alfindén y Utebo también obtuvieron importantes réditos gracias al despliegue de la Vuelta Ciclista a España. Ocho hoteles de la capital aragonesa albergaron un total de 11 equipos, además del personal de la dirección y los miembros del jurado. En tres hoteles de Utebo pernoctaron el Caja Rural, el Tinkoff-Saxo, el Trek Factory, El MTN, el Cannondale y el Colombia; mientras que la escuadra Lotto se alojó en La Almunia, y el Europcar y el Giant-Alpecin hicieron lo propio en La Puebla de Alfindén. La etapa discurrió por las proximidades de las localidades de Morata de Jalón, Morés, Brea, Illueca, Gotor, Jarque, Oseja, Calcena y Purujosa; por las sorianas de Beratón, Cueva de Ágreda y Ólvega; y por las de la Comarca de Tarazona y el Moncayo, Torrellas, Los Fayos, San Martín de la Virgen del Moncayo, Litago, Alcalá de Moncayo, Vera, Trasmoz y Santa Cruz de Moncayo. Fue la fiesta del ciclismo en Aragón.

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