Tres pueblos pedirán la declaración de zona catastrófica por los daños de las tormentas

El pedrisco del lunes afectó al frutal de Valmuel y Puigmoreno y al casco urbano de Torre del Compte.

El concejal de Urbanismo y tesorero del Ayuntamiento de Torre del Compte, Miguel Burgués, muestra un canal de agua del tejado de una caseta de  huerta, que quedó destrozado después del inesperado granizo del pasado lunes.
El concejal de Urbanismo y tesorero del Ayuntamiento de Torre del Compte, Miguel Burgués, muestra un canal de agua del tejado de una caseta de huerta, que quedó destrozado después del inesperado granizo del pasado lunes.
RAQUEL JIMÉNEZ OTAL

Entre la resignación y la rabia los afectados de la granizada de la tarde del lunes tratan de valorar daños. Por un lado, están los agricultores de Valmuel y Puigmoreno, pedanías de Alcañiz, que han perdido la práctica totalidad de la fruta y con ella, el melocotón. Por otro, los vecinos de Torre del Compte, que ayer se afanaban en tratar de reponer el casco urbano.


En ambas zonas se continúa trabajando para solicitar la declaración de zonas catastróficas que se extiende a localidades del Matarraña, donde la tormenta también causó estragos. En este sentido, todos los grupos políticos, Diputación Provincial y comarcas han ofrecido su apoyo a los alcaldes y la situación se llevará también a las Cortes de Aragón, ya que el PAR presentó ayer una Proposición No de Ley para que el Gobierno Autonómico solicite al Central medidas urgentes. No obstante, estas ayudas cubrirán los daños en infraestructuras pero no de producción, el mayor problema del campo bajoaragonés. Es por ello, que el Ayuntamiento de Alcañiz y la Cooperativa San Miguel de Puigmoreno trabajan en la búsqueda de otras fórmulas de subvenciones. Fuentes de la cooperativa afirmaron que el objetivo es "conseguir paliar lo máximo posible las pérdidas de aquellos que se han quedado sin nada".


Los peritos de las aseguradoras trabajan desde ayer valorando los daños. En Torre del Compte la tormenta arrasó tejados, ventanas y tuberías. Ayer fue el día de encargarse de lo urgente y como prevención, el Ayuntamiento restringió el acceso a las calles más estrechas por peligro de desprendimiento en los aleros.


Los bomberos se ocuparon de retirar tejas sueltas susceptibles de caer al suelo. Para alejar a los transeúntes de los edificios, se colocó un perímetro de seguridad entre las aceras y las fachadas. "Nuestra prioridad es garantizar la seguridad y evitar males mayores", aseguró el concejal, Miguel Burgués. Ayer, las grúas trabajaban en el desalojo de más de 60 vehículos que quedaron destruidos.


Una vez aseguradas las zonas más sensibles, el Consistorio hará un llamamiento hoy para solicitar la colaboración vecinal para limpiar calles y arreglar desperfectos. No obstante, ayer fueron muchos los que, aunque no se habían visto afectados, se acercaron al Consistorio para ofrecer sus casas, sus coches y la ayuda.


Las valoraciones de peritaje que se efectuaron corresponden a infraestructuras de titularidad municipal. Los particulares deberán dejar su caso en manos de su aseguradora. "Muchos particulares afectados no tienen seguro del hogar, o bien porque para muchos es su segunda residencia, o porque son población anciana que no lo hacen", dijo la alcaldesa, Lola Lleonart. La tormenta descargó en el casco urbano y tan apenas dañó los campos aledaños aunque sí causó afecciones en cultivos de otras localidades como Cretas.

Todo el frutal perdido

La tormenta del lunes fue el remate para un centenar de agricultores bajoaragoneses que ya sufrieron daños en otra tromba de julio. De hecho, los peritos estaban terminando de valorar las consecuencias de entonces cuando sorprendió la tormenta que echó todo el frutal a perder en Valmuel y Puigmoreno. Cualquier mínimo golpe hace que la fruta quede inservible para el mercado.


Desde la cooperativa estiman que "el melocotón pendiente de recolección ocupaba 800 hectáreas y cercano a los 6 millones de kilos". Desde el sindicato agrario UAGA-COAG cifran en 3 millones de euros las pérdidas. El melocotón dañado no podrá destinarse a la Denominación de Origen ni venderse en el mercado y su precio bajará al destinarse a industria, principalmente a zumo. No obstante, respecto a la D.O. existen alternativas. "Nos queda el Bajo Aragón Caspe, Mazaleón y Calanda, territorios en los que si todo va bien, tendrán pleno rendimiento", dijo Samuel Sancho, presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Melocotón de Calanda. A pesar de todo, se mostró optimista para alcanzar el reto de superar los 3 millones de kilos certificados.


Los alcaldes de ambas pedanías, Joaquín Alquézar y Roberto Lahoz, pidieron sensibilidad a la Administración con las familias que hay "detrás de cada agricultor perjudicado".

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