"Pedimos que se averigüe lo que ha pasado porque lamentablemente esta empresa tiene una crónica negra de accidentes a sus espaldas. Es evidente la peligrosidad de los materiales que emplean, pero por eso las medidas de seguridad han de ser máximas". No obstante, insistió en su desconocimiento sobre lo que había podido pasar.

Tampoco tenían más datos en CC. OO. Aragón. "Hemos hablado con nuestro delegado, que estaba allí cuando se ha producido el accidente, pero no sabe cómo ha sido, y lo que hizo, como el resto de trabajadores, fue protegerse por si había más explosiones", explicó Benito Carrera, secretario de Salud Laboral.

Asimismo, reclamó a la autoridad laboral que "aclare los hechos, que se determinen cuantas responsabilidades se deriven de los mismos" y que se refuerce la acción preventiva en las empresas para "evitar tragedias como la sucedida". El delegado de CC. OO., muy afectado por lo ocurrido, rehusó hacer declaraciones. De igual forma, fuentes de OSTA se mostraron muy preocupadas porque pudieron contactar con uno de los delegados pero no con el otro, que no respondía a las llamadas. Al parecer, este se encontraría entre los fallecidos.

En junio de 1967 cinco personas perdieron la vida tras una explosión ocurrida en una caseta de la fábrica, según recogían las primeras informaciones. Los operarios, al parecer, se encontraban ultimando unos cohetes. La onda expansiva afectó a buena parte del entorno.

1973 fue un año negro para Pirotecnia, con dos siniestros en los que fallecieron cuatro trabajadores. El primero de ambos ocurrió el 2 de enero, cuando apenas habían empezado su primera jornada laboral del año los empleados de la planta. Una explosión, a la que siguió otra de menor intensidad, hizo añicos una nave de secado y convirtió en escombros varios almacenes aledaños. El accidente costó la vida a un trabajador, afectado por la onda expansiva, y causó heridas graves a otros dos. La explosión se notó de forma considerable en el barrio zaragozano de Casetas.

Sin embargo, el suceso más grave de los dos ocurridos aquel año se produjo el 7 de noviembre, cuando saltó por los aires un secadero de pólvora. Inicialmente, se contó una sola víctima mortal pero, a los dos días, este diario informó de que eran tres las víctimas mortales y una de ellas, además, había resultado herida en el accidente de enero.

El último accidente con fallecidos se registró el 21 de abril de 1994, en las instalaciones de Garrapinillos, a las que la empresa se había trasladado unos cuatro años antes. Un trabajador de 44 años murió a consecuencia de las quemaduras que le ocasionó la pólvora que clasificaba. Según precisaron fuentes de la empresa entonces, el trabajo que hacía la víctima no revestía especial peligro, por lo que no se explicaban las causas de aquella explosión.