Alarma en más de 30 kilómetros a la redonda

La explosión rompió cristales en Pinseque y se escuchó en toda Zaragoza
y buena parte de su área metropolitana. Luego, las miradas se dirigieron a la gran columna de humo.

La columna de humo se vio desde todos los barrios de Zaragoza.
La columna de humo se vio desde todos los barrios de Zaragoza.
Asier Alcorta

Un trueno, una bomba, un avión rompiendo la barrera del sonido... La explosión de ayer levantó miles de comentarios e hipótesis en un radio de más de 30 kilómetros a la redonda. Sin embargo, en las localidades más cercanas pronto acertaron a intuir lo que había ocurrido: una explosión en la Pirotecnia Zaragozana. No era la primera.


Evidentemente, fueron las localidades cercanas las que lo sufrieron más directamente. En Pinseque, a solo tres kilómetros, la onda expansiva llegó a romper cristales del pabellón municipal y de algunos domicilios particulares. Su alcalde, José Ignacio Andrés, dijo que el ruido fue "espeluznante", y que los vecinos "no sabían ni qué pensar". "La gente estaba muy asustada", confesó Andrés.


En las localidades que están a menos de diez kilómetros de distancia (Garrapinillos, Casetas, Utebo, Alagón...) el impacto también fue tremendo y los trabajadores de las empresas de Plaza lo sintieron con intensidad.


José María Becerril, alcalde de Alagón, dijo que el estallido fue "impresionante". "Estamos acostumbrado al ruido de los aviones militares –cuando rompen la barrera del sonido–, pero esto ha sido mucho más fuerte", contaba ayer. Becerril apuntó que muchos vecinos incluso salieron a la calle para ver qué pasaba. "Ha habido mucha inquietud y una conmoción total", añadió. Su homólogo de Alcalá de Ebro, José Miguel Achón (a 18 kilómetros del lugar de la explosión), dijo que hasta allá se oyó "un ruido muy fuerte" y que, incluso, "se han movido algunos edificios".


En Zaragoza capital, el ruido se escuchó con nitidez en todos los barrios de la ciudad. En el Actur, algunos trabajadores de los edificios de la Expo llegaron a notar cómo se movía el mobiliario de la oficina. Las redes sociales se llenaron de comentarios y, sobre todo, preguntas. ¿De dónde venía ese ruido? Todos coincidían en que no era algo ordinario.


De inmediato, se vio aparecer la densa columna de humo que sobresalía en dirección al aeropuerto. Las llamadas a los Bomberos de Zaragoza y a la Policía Local se contaron por decenas. Los cuatro funcionarios que respondían al teléfono no daban abasto para responder a todas las llamadas de vecinos que alertaban de la explosión.

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